Una noche para el olvido
Vamos a poner las cosas en contexto, en línea con la historia y los escenarios posibles en toda visita al estadio Centenario. Perder era una opción real. Siempre lo será en el coloso de Montevideo incluso para esta generación que le dio tantas alegrías al fútbol chileno. El 3-0 de la Celeste no hizo más que confirmar que se trata de un reducto inexpugnable para la Roja.
La pobre cosecha del equipo de Sampaoli ante Colombia y Uruguay coincidió con dos hechos indesmentibles: la casi segura partida de Sebastián Becaccece como ayudante técnico y la bochornosa salida del país de Sergio Jadue quien mientras Chile intentaba revertir un resultado adverso, balbuceaba, con voz temblorosa, en el aeropuerto de Pudahuel que se iba se vacaciones con su familia. Qué contraste con el desafiante directivo que pocos días atrás llegaba de Sao Paulo repartiendo munición gruesa contra el vicepresidente de la U Mario Conca y quien se le cruzara por delante a propósito del futuro del Canal del Fútbol.
Según trascendió, Jadue se radicará en Estados Unidos tras acordar un plan de protección con la justicia de ese país en el marco de la investigación por los actos de corrupción de la FIFA y Conmebol. Luego de la caída de una serie de dirigentes sudamericanos era cuestión de tiempo que el presidente de la ANFP entrara en escena para intentar aclarar los cargos que planteó el FBI en su primer informe. De más está decir que si al calerano se le comprueba la más mínima participación en el ilícito su directorio en pleno debe renunciar ya sea por la responsabilidad política o administrativa que le cabe. No olvidemos que tras el informe de la fiscalía estadounidense la ANFP exhibió una serie de documentos donde se mostraba que en Quilín había ingresado únicamente dinero legal como concepto de los derechos de televisión de la Copa América. Ese solo hecho ameritaría que la mesa directiva dimita sin derecho a pataleo.
Formalmente Jadue no ha renunciado. Pero lo que se comenta en off en la gran mayoría de los clubes de Primera y Segunda División es que está fuera. Jaime Baeza, el presidente subrogante, anunció una conferencia de prensa para este miércoles. ¿Llamará a un consejo extraordinario? ¿Admitirá la crisis? ¿Intentará acomodar las piezas para garantizar una salida digna de Jadue? ¿Dirá que están dadas las condiciones de gobernabilidad directiva para darle tranquilidad a Sampaoli? Felipe Correa, gerente de selecciones, ha hecho una estupenda labor, pero es un funcionario de la ANFP. El interlocutor principal del técnico de la Roja debe ser el presidente del fútbol chileno.
Volviendo a la pelotita, uno tiene dos caminos. Echarse a morir por la derrota en Uruguay, reparar que Chile ganó sólo un punto de seis posibles en esta pasada o analizar el año en su globalidad. Si optamos por el segundo ejercicio, que es mi propuesta, el balance es extraordinario. Perder el invicto en estas clasificatorias no va a eclipsar una temporada inolvidable, histórica, que la Roja grabó a fuego en la memoria de todos los chilenos con la conquista de la Copa América. Ahora hay que remar, la Roja quedó quinta, en zona de repechaje. Nadie dijo que la clasificación era un trámite.
Tras el revés en Montevideo tanto Sampaoli como los jugadores no abrieron el más mínimo espacio a un eventual cambio técnico. Queda abierto el debate respecto de que si descabezamiento de la directiva de la ANFP distrajo al cuerpo técnico y camarín de la Roja, pero lo cierto es que la cohesión entre el plantel y el entrenador se mantiene más firme que nunca. Mientras esa relación goce de buena salud la continuidad de Sampaoli no estará en entredicho y será el gran capital para pensar en una tercera clasificación consecutiva a un mundial. Con todo, la actual mesa directiva, o la que venga, debe apurarse en dar una señal de credibilidad contundente para que el casildense y sus jugadores trabajen tranquilos.
Aunque se perciba como un lugar común y para muchos lectores de esta columna la moción adolezca de futuro -por cuanto quienes están detrás son los mismos de siempre- lo que sigue es que el futbol chileno haga un cambio radical e implemente acciones concretas para mejorar sus niveles de transparencia y control a fin de evitar conflictos de interés, incompatibilidades y desenlaces nefastos como el de Jadue. Hay quienes plantean que la regulación debe provenir del Estado y, probablemente tienen razón, pero lo importante, más allá de cómo se geste el cambio, es que la basura no se barra debajo de la alfombra y en un tiempo más padezcamos nuevos episodios lamentables. ¿Por qué recién ahora que la transparencia está en el tapete hubo dirigentes que repudiaron la extensión de contrato que propició Cristián Varela entre la ANFP y Chilefims, firma de la cual es el gerente general? Al menos, el Grupo Bethia, cuyo dueño es Carlos Heller, aclaró que no tiene interés en adquirir el 20% del CDF. Oportuna y necesaria precisión del mandamás de la U.
La crisis de gobernabilidad de la ANFP y la Roja son temas que se entrelazan. Al hincha le importa que Sampaoli se quede, que bajen las entradas (ojo a las explicaciones que pidió el Sernac) y la Roja vuelva a mostrar su mejor expresión futbolística. En marzo habrá que recibir a Argentina sin Vidal y Valdivia e ir por los tres puntos a Venezuela. Nada sencillo, las clasificatorias más difíciles del mundo se juegan en Sudamérica, son una montaña rusa y no hay garantías para ningún equipo, ni siquiera para el campeón de américa. Ojalá a esa altura muchas cosas hayan cambiado en Quilín 5635.