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La Roja está en fase de conflicto

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¿Correspondería analizar lo que ha sucedido con la selección chilena de fútbol frente a Uruguay solo por lo que ocurrió en el cancha? Claro, desde lo futbolístico sería asertivo que lo hagan los expertos, pero acá intentaremos dar una explicación más allá de los 92 minutos de juego.

Hace años, Tuckman investigó y señaló que los grupos pasan por distintas etapas, como el ciclo vital de las personas pero aplicable en este caso a un equipo deportivo. Según él, todos los grupos pasan por fases secuenciales. Una primera denominada constitución (como la pretemporada de los planteles), en la que se establecen los primeros vínculos, relaciones y surgen los primeros líderes.

Una segunda fase llamada conflicto, en la que debido a los resultados deportivos, problemas interpersonales, o externos, el equipo decae en su rendimiento y en los resultados. Una vez superada esta etapa el grupo accede a la fase de normalización, donde los roles y las funciones están claras, y la operatoria del equipo es óptima.

Esta última fase es esencial ya que permite que algunos equipos (y no todos) lleguen a la ejecución, que en sí misma tiene que ver con el éxito deportivo o con el logro de una meta establecida con anterioridad (Chile lo logró con la consecución de la Copa América). Posterior a la ejecución o eventualmente después de la normalización, los grupos deportivos pueden llegar a la fase de disolución (en este caso no sería deseable) por ejemplo, con la salida del director técnico o de un grupo indeterminado de jugadores.   

Lo interesante, y la diferencia con el ciclo vital de las personas, es que estas fases son dinámicas y retroactivas, es decir, un equipo puede avanzar y retroceder, tal como está ocurriendo ahora con la selección de Chile, que después de estar en etapa de ejecución retrocedió a una evidente fase de conflicto.

¿Por qué Chile se encuentra en esta fase? Normalmente se observan varias razones por las cuales un equipo puede retroceder en su proceso: falla en el liderazgo, ya que lo sucedido con el presidente de la ANFP puede haber generado dudas al interior del equipo, sobre todo posterior al acuerdo de los premios. Sumemos a esto la duda de la continuidad de principal líder formal del grupo como Jorge Sampaoli y la inminente salida de su ayudante técnico.

Otra razón que puede llevar a un equipo a conflicto son los sucesivos roces al interior, que en este caso no conocemos de manera abierta, pero que sin duda en el alto rendimiento ocurren permanentemente. Esta situación que se puede ver potenciada por la utilización de los mismos elementos del grupo en cada partido, generando disconformidad en los suplentes. 

También la baja en los rendimientos individuales y colectivos generan dificultades entre los jugadores, ya sea por mermas físicas, problemas técnicos, bajas en la expectativa de autoeficacia o descanso inadecuado. 

¿Qué debería ocurrir ahora? Lo peor sería no ver esto y seguir adelante sin abrir y conversar sobre lo que está sucediendo, intentando canalizar el conflicto. Esto resulta fundamental para que el equipo vuelva a la etapa de normalización, para posteriormente seguir a la ejecución y nuevamente estar ad portas de los éxitos deportivos. En esta tarea es fundamental la acción de los diversos líderes del plantel.

Para mantener un equipo constantemente en fase de ejecución no son suficientes las buenas intenciones, sino que guiarlos y orientarlos hacia eso, sobre todo cuando ese grupo no ha lidiado de manera permanente con el éxito.    

 Rodrigo A. Cauas E.
Psicología & Coaching Deportivo
@Rod_Cauas