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Mi universidad de la vida

Mi nombre es Hans Podlipnik Castillo, soy tenista chileno y he tenido la fortuna de poder viajar por el mundo, conocer culturas distintas, ver lugares increíbles, y aprender mucho de la diversidad de la gente con la que me he topado.

"Mi universidad de la vida", más que un relato de mi vida, es un legado y una crónica detallada de cómo es la vida real de un deportista que tiene que luchar por surgir. Esto ha sido más una aventura de vida para mí que una mera carrera de tenista s. Han sido muchas las historias y los lugares visitados y muchas las cosas aprendidas. El mundo es un lugar muy grande, pero a la vez muy pequeño.

El tenis es un deporte muy solitario, que te enseña a valerte por ti mismo y a ser independiente. Son muchas las dificultades y las frustraciones que acechan a los tenistas, especialmente a quienes no tienen apoyo, a los que tienen que viajar desde muy lejos para poder jugar y pasar cada semana en un lugar distinto, lejos de casa y en lugares muchas veces no agradables. Durante muchos años esto puede llegar a ser cansador, pero también muy enriquecedor. Depende cómo se mire.

En estas columnas quiero narrar mi experiencia como tenista y contarles las cosas que he aprendido a lo largo de esta vida llena de victorias, fracasos, lágrimas, alegrías, errores y aprendizajes.

También me gustaría mostrarles la gran cantidad de cosas que el tenis puede entregar. Lo que se puede hacer y lograr gracias a este maravilloso deporte. No es fácil escribir estas columnas, porque son muchas las cosas de las que me gustaría hablar. Muchas ideas se agolpan dentro de mi cabeza buscando la manera de quedar impresas en este texto. El tenis es una historia de vida, una prueba de amor incondicional. Te lleva a lugares extremos en tu conciencia... Y te vuelve a traer.

Lamentablemente , la sociedad en donde vivimos mide el éxito por las cosas que acumulamos. Y nos comparamos constantemente con el resto de la gente. Sin embargo, compararnos puede ser muy dañino, ya que al hacerlo dejamos de celebrar nuestros propios éxitos. Tendemos a mirar hacia arriba para ver qué es lo que ha logrado tal o cual persona, según los rangos impuestos por la sociedad.

Sin embargo, con el tenis aprendí a apreciar otras cosas. Solía preocuparme mucho por los números, el ranking y el qué dirán. Muchos comparaban mi carrera con tenistas de mi edad que ya estaban mucho más arriba que yo y demandaban que yo estuviese ahí.

¿Acaso nos olvidamos que cuando comenzamos en el tenis éramos miles? Y de esos miles, solo unos pocos llegaron.

Por eso digo que comparar es peligroso y dañino, porque nos hace esclavos de la imagen que queremos proyectar. A medida que fui creciendo y viajando, conocí tenistas que lloraban al pasar la clasificación de un futuro, o que se emocionaban hasta las lágrimas por verse por primera vez en sus vidas en la lista de la ATP con un solo punto. Tuve amigos que eran pobres. Iban a los torneos y dormían en las estaciones de trenes y buses. Caminaban dos horas diarias para poder llegar al entrenamiento, porque no tenían plata para el bus. Pero amaban tanto este deporte que no les importaba.

Conocí gente que se rompió la espalda en seis meses acarreando piedras desde un río para construir una cancha de tenis que ayudara a niños de escasos recursos y para sacarlos de las drogas. Cuando nos sacamos el velo impuesto por nuestra sociedad y vemos con los ojos que no han sido condicionados por las falsas imágenes del exitismo vemos lo que realmente significa el éxito.

¿Acaso debería sentirme superior o más realizado en mi vida porque estoy unos puestos más arriba en un ranking? ¿Acaso debería existir tal terminología? ¿Sentirnos más superiores? Eso solo crea divisiones. La verdad es que todos somos iguales y el éxito no es más que la realización personal de cada uno de nosotros.

Así que me saco el sombrero por mis verdaderos ídolos, que trabajan desde la oscuridad, cumpliendo sus sueños, a pesar de tener todas las condiciones en contra. Salud por ellos.

Hans Podlipnik C.
Tenista Profesional
@hanspodlipnik