El emotivo último duelo de José Rojas en Universidad de Chile
Pepe Rojas jugó su último partido con la camiseta de la U a 4.668 días de haber debutado. El defensor se va triste y dolido por la forma como se dio su salida.
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Para la U era un partido más. Por cumplir. Huachipato es prácticamente un trámite. Pero no para Pepe, el capitán. José Rojas se despide de la Universidad de Chile después de casi 13 años defendiendo la camiseta azul. En cinco de ellos -los últimos- fue el capitán y referente.
Por eso el zaguero lo vive casi como el duelo del debut, ese que disputó un 23 de febrero de 2003, en el viejo y barroso Estadio Chinquihue, ante Puerto Montt. Hoy, 4.668 días después, el ritual de la concentración, el trayecto al estadio y la salida a la cancha son parte de la rutina de Pepe. Casi su religión.
Así esperaba concentrarse. Rojas merecía que toda la atención estuviera puesta sobre él, compartiendo con sus compañeros la última noche como jugador universitario. Pero no. Los dirigentes liderados por Carlos Heller quisieron otra cosa y provocaron una polémica enorme al facilitar las oficinas de Bethia para que Sebastián Beccacece 'cortara' a seis jugadores de cara al próximo año. La concentración fue abortada y Rojas durmió en su casa. Ni el homenaje en la previa del partido borró lo ocurrido.
Por eso el día fue extraño. El mundialista en Brasil 2014 no amaneció en el hotel. Desayunó con su familia y partió a juntarse con el resto del plantel para partir rumbo al Nacional. Así comenzaba el viaje. El último como referente azul. Quizás si el más triste.
"¡Capitán, capitán, dale capitán!" fueron los constantes vítores de los hinchas, que a pesar de tener por delante un duelo sin trascendencia, se hicieron presentes en el Nacional para despedir al hombre que ganó diez títulos en la institución, ocho de ellos como capitán.
"Han pasado muchos años desde que te vi jugar, yo solo quiero decirte, muchas gracias capitán", fue el cántito ideado especialmente para la ocasión. Y más allá de la victoria, todo era la última vez para Rojas. La arenga, el saludo protocolar, el sorteo, el entretiempo y los descuentos. También el pitazo final.
Antes, la salida para los aplausos. El estadio se vino abajo cuando Martín Lasarte, conocedor a fondo de lo que se trata el fútbol, lo reemplazó a los 56 minutos. Espectadores de pie, gritos de apoyo, aplausos y emoción. De Pepe y de la gente. El fin de un ciclo ya era real.
En las tribunas su señora y su hijo miraban el último duelo de Rojas con la camiseta de la U, quien, antes de que acabara el partido tomó a su hijo en brazos. Era un momento íntimo. Único. Especial.
Así llegó el final del partido. Rojas alzó los brazos por última vez para despedirse de los presentes por largos minutos, enfiló rumbo al camarín (previo tunel de sus compañeros), donde se despidió de una institución a la que le regaló 16 años. La mitad de su vida.