Errores que pueden costar caro
Pasan los días y la crisis que azota al fútbol chileno va decantando en algunas áreas rumbo a una presunta normalidad pero está lejos de brindar certezas en otros aspectos sensibles. La debacle alcanzó tal magnitud que era evidente que el proceso de investigar todas las irregularidades iba para largo y tendría múltiples ramificaciones.
Mientras el escenario político muestra un camino más o menos claro con las candidaturas de Arturo Salah y Pablo Milad, el directorio saliente y el consejo de presidentes tomaron ciertas determinaciones en los últimos días que contribuyeron poco y nada a restituir el orden en torno a uno de los principales activos del fútbol chileno: la selección.
La decisión del consejo de cobrar la cláusula de la salida de Sebastián Becaccece no solo tiene el pie de guerra al nuevo (?) técnico de la U sino que también muy molesto a Jorge Sampaoli a quién Sergio Jadue y, presuntamente, el resto del directorio le había garantizado que el alejamiento de su ayudante de campo no supondría pago alguno. Hoy la tensión alcanza un grado máximo pues Becaccece denuncia que es víctima de una entidad que vive un colapso ético y la ANFP asegura que llevará el caso a la FIFA.
Ahora bien, uno se pregunta por qué no se generó una instancia de diálogo, por qué no se puso por delante el objetivo final que es que Sampaoli se quede al mando de la Roja, acaso el título de la Copa América, en el cual el ayudante técnico cumplió un rol importante, no ameritaba una exención, un gesto de reconocimiento. Hay quienes postulan que esto es fútbol profesional y los contratos se deben respetar a rajatabla, pero también hay que entender los contextos. Becaccece se quería ir y Sampaoli estaba dispuesto. Si ambos se hubieran puesto de acuerdo, operado entre cuatro paredes y Sampaoli pedido su salida Becaccece se hubiese ido con plata y no estaríamos hablando de este asunto. Cerraron la etapa transparentemente, no contaban con este escenario.
No queda claro si en la decisión de cobrarle a Becaccece subyace una factura pendiente para la U que recibió una suma importante por liberar a Sampaoli a fines de 2012, la irrenunciable visión de negocios de los dirigentes-empresarios en la que cada peso cuenta o el mejor esfuerzo de última hora por desmarcarse de todo lo que huela a Jadue. Si la razón fuese este último punto, el argumento se cae a pedazos ya que la inmensa mayoría de los actuales dirigentes pecó de omisión. Jadue manejó la ANFP a su regalada gana y si junto con el directorio le ofreció este acuerdo a Sampaoli y Bececcece no veo por qué no respetarlo. Lo importante, lo que realmente vale, va por otro carril, está radicado en la investigación que llevó cabo Ramiro Mendoza. Ahí es donde hay que seguir escudriñando, llegar al fondo, en cada uno de los contratos de la ANFP y las platas de la Copa América. A Beccaccece, que fue pieza clave en el cuerpo técnico, déjenlo volar.
En una línea dispar está el aún no resuelto tema de los premios del cuerpo técnico por la obtención de la Copa América. El tesorero Jorge Fistonic admitió que el directorio no estaba al tanto del anexo de contrato firmado por Jadue y Sampaoli por ganar el torneo y cuyo monto bruto se fijó en 5.6 millones de dólares para todo el equipo de trabajo. Para muchos una cifra desmedida. En función de la actual cotización del entrenador campeón de América un monto de mercado, razonable. Es cierto, se trata de mucha plata, una cantidad casi insultante para el 99% de la población, pero es un monto acorde a la envergadura del logro. En el mundo hay una treintena de técnicos mejor pagados que el casildense y la cifra no debe escandalizar. El problema es la naturaleza del acuerdo y el aparente desconocimiento del resto del directorio. La plata no se ha pagado y Sampaoli tampoco ha hecho mención del asunto. ¿Qué va a ocurrir? Las señales indican que la comisión fiscalizadora de la ANFP respetará la validez del acuerdo. Punto a favor para la permanencia del DT argentino.
En medio de la vorágine de las investigaciones y la cuenta regresiva del actual directorio nadie en Quilín se hizo cargo del término de los contratos de los técnicos de las selecciones menores Miguel Ponce y Nicolás Córdova, quienes seguirán sus carreras en Huachipato y Palestino, respectivamente. En el papel, se entiende que un directorio que se está yendo no renueve los contratos pues habrá nuevas autoridades que se harán cargo. Hasta ahí la decisión se comprende. Lo malo es que el futbol joven perdió dos técnicos que estaban ciento por ciento comprometidos con la causa. Ponce hubiera sido un estupendo conductor de la sub 20.
Con un poco, solo un poco de creatividad y visión de futuro y se pudo haber zanjado de otra manera este tema. ¿Costaba mucho que el directorio hubiera llevado al último consejo la moción para renovar a Ponce? Así la decisión ya no hubiese dependido de un directorio saliente sino de toda la asamblea. No se hizo. Es que hay demasiados flancos abiertos y la continuidad del trabajo con las series menores no tuvo cabida en la montaña rusa que es Quilín. Mal ahí.