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A la fuerza no es cariño

Actualizado a

Costó que Arturo Salah lo dijera, pero finalmente lo dijo: Jorge Luis Sampaoli solo quiere irse para su casa y no tiene interés de seguir siendo el técnico de la Roja. No con esas palabras, pero lo dijo.

Ha sido duro para el seleccionador -y también para todos- que el discurso del amauterismo se desmoronara como un castillo de naipes. Ha sido complejo descubrir las triquiñuelas poco éticas para rebajar impuestos. Y que más encima fueron propuestas por quienes hoy están acusados de corrupción.

Sampaoli, uno de los tres mejores entrenadores del mundo, se equivocó en aceptar eso. Pero el nuevo directorio quiere que siga.

Salah dio una valiosa primera señal: rayar la cancha. Ninguna pistola sobre la mesa de negociación parece intimidar a su directorio. "Hay un contrato y debe respetarse", fue lo que repitió varias veces el presidente de la ANFP. Eso implica respeto por los plazos y también por los millonarios montos que había acordado ganar el cuerpo técnico. Está firmado.

Sampaoli dice estar dolido. La nueva dirigencia habló con él. Quiere respaldarlo o "bancarlo", como dicen en Argentina. Pero no se negocia rebaja la cláusula ni se modifica el contrato.

La duda es: ¿valdrá realmente la pena que Sampaoli permanezca si no quiere estar?

Me acordé de un dicho: a la fuerza no es cariño.