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El escritor argentino Alejandro Dolina -la nacionalidad, lamentablemente, es relevante para estas líneas- señaló alguna vez que los personajes que más le desagradaban eran los “que querían todas, que estaban en todas, que nunca se guardaban”. Las palabras de Dolina me vinieron a la mente cuando leí, con estupor, las declaraciones de Jorge Sampaoli en Zurich horas antes de la premiación de L’Equipe y la FIFA.

Antes de continuar quiero dejar un par de puntos bien claros:

a) Ojalá que le den el título como el mejor técnico del Mundo a Sampaoli. Además de merecerlo por su trabajo en la cancha, lo podría tranquilizar un poco.

b) Como entrenador Don Sampa no está en discusión. Empezó desde cero, no jugó en Primera (que es un gran hándicap) y fue escalando desde la liga peruana hasta el reconocimiento unánime internacional. Todo lo que ganó lo hizo en virtud de sus méritos, su trabajo, su seriedad en la banca. Nadie nunca le regaló nada, no tuvo padrinos, ni amigos del alma enquistados en los clubes que le hicieran el favor.

Dicho lo anterior, me parecen inaceptables sus declaraciones de este lunes. Señalar que es un rehén de un contrato que él mismo firmó hace dos meses es una avivada burda. Es decir, en la cabeza del individuo de marras, los 6,3 millones de dólares eran sólo si lo echaban, pero si él se iba no corrían. Extraña manera de interpretar un contrato.

Más grave aún fue el fundamento sobre sus cuentas en Íslas Vírgenes. Cito textual: “¿No considera usted justo, entonces, que yo pretenda ahorrar depositando mis sueldos en países que protejan estos legítimos ingresos y sobre los que además sus impuestos están regularizados al ser de cargo del empleador?".

No Sampaoli, no es justo evadir impuestos, por muy legítima que haya sido la manera en que se obtuvo el dinero. Usted y la ANFP pagaron lo que debía sólo después de que el SII exigiera revisar su contrato y avisara que estaban metidos en un problema legal que podía terminar con multas y condenas.

Sampaoli, otra avivada más, dio la entrevista a un único periodista, a miles de kilómetros de Chile y sin posibilidad de réplica. Una diferencia más con Bielsa, en circunstancias similares se plantó ante decenas de micrófonos y contestó todo lo que le tiraron.

Rescato una frase más de Sampaoli. Dice: “Nunca imaginé que en tan poco tiempo se iba a destruir la imagen de un ídolo que tanto le dio al fútbol chileno”. Que le dio mucho al fútbol chileno, nadie lo puede discutir, pero autoerigirse como ídolo raya en lo patético. Los ídolos los elige el hincha, nunca vi a un futbolista o entrenador se autoproclamarse como tal.

Lo que pasó con Sampaoli es muy sencillo: Jadue fue capturado por el FBI. No pudo seguir haciendo y deshaciendo, cambiando el contrato según su gusto, manipulando a piacere al impresentable presidente de la ANFP.

No pues, como dice Dolina, no se puede estar en todas, ni tener todo. Váyase señor Sampaoli, nadie lo tiene retenido. Nadie salvo el contrato que usted mismo firmó.