Retiros abruptos del fútbol

El búlgaro Stiliyan Petrov tuvo que retirarse el 2012 porque se le detectó leucemia, enfermedad que ya superó.

En 2001 Héctor Toledo le pegó al entonces árbitro René de la Rosa en un partido de Lota. Recibió 30 fechas de castigo y optó por el retiro.

En 2012 el congoleño Fabrice Muamba se desplomó en una cancha. El jugador había sufrido un paro cardíaco que lo obligó a retirarse.

Iván Zamorano defendía a Colo Colo en 2003. El Cacique perdía la final del torneo con Cobreloa cuando Bam Bam golpeó a Carlos Chandía. La ANFP lo castigó con 11 partidos y el delantero anunció su retiro.

Humberto Suazo fue desvinculado de Colo Colo el semestre pasado y Chupete decidió poner fin a su carrera.

Dos tromboembolismos pulmonares finalizaron abruptamente la carrera de Sebastián Barrientos en 2010 cuando apenas tenía 22 años.

Luego de no renovar con Santiago Wanderers, Jorge Ormeño anunció a fines de 2015 que su carrera se terminaba.

En 2006 Jorge Quintero, ex jugador de la UC, comunicó que tras conversar con su familia se despedía del fútbol.

A inicios de 2015 nadie sabía dónde jugaría Juan Román Riquelme. Al final, el volante anunció que no seguiría jugando.

Matías Almeyda se retiró en 2011 para hacerse cargo de la dirección técnica de River Plate.

En agosto de 2015 José Luis Villanueva comunicó a través de una carta su retiro del fútbol. Dijo que se había cansado de la actividad.

A los 27 años Sebastián Pardo, de buen paso por el fútbol holandés, anunció sorpresivamente el retiro del fútbol aduciendo "problemas personales".

Nicolás Córdova siempre dijo que quería volver a jugar por Colo Colo. Esto no ocurrió y el ex volante se retiró sorpresivamente.

Rodrigo Tapia debutó a los 18 años en Colo Colo y marcó 15 segundos después de haber entrado. Luego de eso deambuló por diversos clubes de Tercera, donde se retiró muy joven.