La muerte de Johan Cruyff conmociona. Al final ese inevitable cigarrillo que lo acompañó desde adolescente le ganó el partido a los 68 años. Cáncer al pulmón. En esta época resulta fácil entender la clase de futbolista que fue el holandés. Los videos que pueblan la red, con la camiseta del Ajax, Barcelona, la selección de su país, en la disparatada liga de Estados Unidos o ya veterano, de regreso en la liga holandesa, dan testimonio sobrado de un jugador único, completo, tan hábil como inteligente, tan efectivo como estratégico.
Pero no le hacen justicia como deben. Siempre quedan algo más para analizar.
Además tenía una personalidad desbordante, un verdadero líder dentro y fuera de la cancha. En su paso por el Barcelona los rivales se acostumbraron a que siempre hubiera dos árbitros: el designado por la Federación y Johan Cruyff. Era el dueño del espectáculo.