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La arriesgada estrategia del Comandante

Tras la caída ante San Marcos de Arica, Mario Salas, director técnico de Universidad Católica, dijo lo que deberían decir todos los entrenadores en circunstancias así. Pero que jamás dicen.

A Salas le gusta estudiar el comportamiento de los grupos. Hasta hace un tiempo tenía a un sociólogo en su equipo técnico. Por lo tanto, su discurso no obedece a una pataleta ni es fruto del azar. "Fuimos un equipo con cero actitud". "Dimos muestra de un fútbol que no estuvo a la altura", dijo el domingo por la noche en el estadio Carlos Dittborn.

Sonó duro. Más incluso cuando dijo que "la motivación corre por parte de los jugadores. Si no entienden que no hay un mayor desafío que mantener la punta, no hay cómo entrarles eso en su mente".

Las palabras del Comandante van dirigidas directo al espíritu de un equipo que carga con la pesada mochila del estigma. Cada vez que tropieza la UC, le refriegan en la cara que hace seis años que no gana nada, que suman muchos segundos lugares y toda una cantinela que no viene al caso repetir. Pero eso afecta y, como lo describe la psicología, la "profecía autocumplida" (el cuestionamiento en la instancia clave) está a la vuelta de la esquina.

Salas fue clarito: "No fallamos en lo psicológico. Estuvimos inconexos". Y agregó: "Fuimos sobrepasados por San Marcos... No tuvimos capacidad de reacción... Fuimos muy superados por ellos... Estuvimos desdibujados". Incluso planteó una duda existencial: "No fuimos nosotros".

El Comandante le reconoció los méritos a los ariqueños. Pero, más allá de la caballerosidad, lo que el DT cruzado busca es generar un remezón. Que los suyos saquen lo mejor de sí desde el amor propio herido. Y lo hace en un momento clave: ad portas del clásico universitario donde es imperioso ganar. Y donde el archirrival se frota las manos pensando en salvar un semestre nefasto bajando a los cruzados de la lucha por el título.

Se agradece la sinceridad de Mario Salas. Hace falta más de esto. El fin de semana se verá si la táctica motivacional un tanto kamikaze, que apuesta al todo o nada, surte el efecto deseado.