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Gamboa, el árbitro que vino de Marte

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Como si el engorroso e incómodo sistema de venta y entrega de entradas para los aficionados no bastara, este domingo en San Carlos de Apoquindo el ya menospreciado hincha del fútbol chileno sufrió otro brutal ninguneo: la tardía suspensión del clásico universitario.

Se sabía que, por disposiciones de seguridad, los 600 hinchas de la U debían ingresar al estadio a las 10 y media de la mañana. Y que desde mucho antes los hinchas de Universidad Católica que viven lejos de Las Condes y no tienen auto estarían en viaje al estadio. En un día de lluvia y con la embarrada que había en varias zonas de Santiago, si uno tiene que cruzar toda la ciudad para llegar a tiempo a una actividad se levanta temprano. Todos lo hacemos.

Desde las 8 y media de la mañana estaban en San Carlos de Apoquindo el administrador del estadio, gerente general del club, gerente deportivo y, poco después, el gerente de competiciones de la ANFP. Temprano como corresponde. Y más aún después de semejante temporal. Pero parece que el árbitro Eduardo Gamboa, que se apersonó pasadas las 10 y cuarto de la mañana, venía de Marte. O quizá prefirió quedarse un ratito más en la cama o, en una de esas, su paila de huevos fritos estaba muy sabrosa y decidió tomar una segunda taza de té ¿Los hinchas de la U? ¿Los de Católica que iban camino al estadio? Daban lo mismo. Total, lo importante era lo que dijera Gamboa y si la pelota daba bote o no.

Gamboa le debe una disculpa a los hinchas que llegaron a San Carlos. También a aquellos que iban en la micro y tuvieron que devolverse. Mínimo pedir perdón por su tardanza. Por su desconexión y desapego a la realidad ¿O acaso este fue un fin de semana cualquiera en Santiago? Bastaba prender la tele o encender la radio para dimensionar el impacto del temporal.

Este tipo de hechos tiene que llevar a la reflexión. ¿Ante eventos de fuerza mayor, el club local debería tener la facultad de suspender un partido? El sentido común indica que sí. Pero implementarlo no es tan fácil porque lo qué entendemos por fuerza mayor, en algunos casos, podría serlo para el dueño de casa, pero no para el resto. Ahí entramos en el terreno de la subjetividad y se arma la grande. El sentido común es el menos común de los sentidos, dice el refrán popular. Un punto a debatir.

Sólida, tras el inexcusable atraso de Gamboa, fue la rápida determinación de la gerencia de competiciones de la ANFP de suspender los partidos en Rancagua y el estadio Monumental. Gestión ejecutiva, respaldada por la evidencia y, sobre todo, pensada en el hincha de estadio, aquel que mantiene vivo el espíritu del fútbol chileno. Les garantizo que cientos de barristas quillotanos agradecieron la medida y su oportuna información. En San Carlos no fue así. Hubo que esperar al caballero de negro y su equipo quienes llegaron con el mismo margen de cualquier tarde de sol en Santa Laura. Todo mal.

Hoy, que la administración Arturo Salah está embarcada en desterrar las malas prácticas administrativas y quiere transparentar todo, ojalá reserve parte de su energía para reparar en detalles como el de este domingo y dote de mayor autonomía a aquellas áreas de la ANFP que tienen directa relación con el servicio al cliente. Porque, si seguimos jodiendo al hincha común y corriente, los estadios nunca van a recuperar su color. Ni menos las asistencias de antaño.