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El porqué de la excelencia de Arturo Vidal

Arturo Vidal está finalizando en gran forma su primera temporada en el Bayern Munich. Si su equipo hubiese accedido a la final de la Champions League, el balance anual habría sido más satisfactorio. Pero solo el Barcelona en el último tiempo obtuvo tanto, contando con Lionel Messi, uno de los mejores futbolistas de la historia. Por lo mismo, sería injusto que el chileno se quejara.

Más ahora que fue elegido como el mejor volante defensivo del mundo. El Centro Internacional para Estudios del Deporte (CIES), de acuerdo a su informe Football Observatory, puso al ex mediocampista de Colo Colo en tal sitial. Vidal superó a Xabi Alonso (su compañero en el Bayern), Lucas Biglia (Lazio), Claudio Marchisio (Juventus) y Jorginho Frello (Napoli), entre los cinco primeros del Top 10. Todo un honor para el fútbol nacional.

Seis fueron las variables que consideró el estudio para llegar a la conclusión de que el chileno es el mejor del mundo: carácter, recuperación del balón, distribución de la pelota, duelos ganados, ocasiones creadas y tiros al arco. 

Carácter

Ha sido el aspecto en que más ha evolucionado Vidal. Parecen quedar atrás sus salidas de madre que culminaban con una tonta expulsión (cómo olvidar la patada destemplada a un serbio en un amistoso de la Roja en Europa, tras el cual Claudio Borghi fue despedido). En este aspecto, Pep Guardiola ha jugado un rol trascendental.

Primero: ubicándolo en muchos partidos como único volante de contención, por detrás del bloque ofensivo compuesto por cinco hombres en el Bayern. La funcionalidad demanda ponderación, equilibrio y fiereza en la medida de lo posible. Segundo: la conducción paternalista-autoritaria del español. Cada vez que puede le hace cariñitos por la prensa, alabándolo sin concesiones. Pero cuando el chileno se empieza a perder el zamarreo es fuerte. Contra el Stturgart, una seguidilla de fouls y reclamos, además de una amarilla a los 21 minutos, ocasionaron que el DT lo sacara segundos después de la amonestación.

Ahí quedó el pobre Vidal sentado en el extremo de la banca del Bayern. Nadie se atrevió a acercársele. La cara de furia no se la despintaba nadie. Sin duda que aprendió. "Me puse loco, pero entendí que Pep me sacara", dijo después.

Recuperación y distribución del balón

El chileno combina lo que es muy difícil de encontrar. Tiene una capacidad enorme para hacerse de la pelota cuando el rival la posee junto a su excelente técnica individual para manejarla.   

Por eso lo llevaron al Bayern sin que Guardiola lo pidiera. Los directivos querían otorgarle un tono más defensivo a un mediocampo de eximios tocadores, pero no con mucho espíritu para el cambio de rol cuando los otros tienen el balón. Basta con observar a Thiago Alcántara, el eje de la mitad de la cancha bávara antes del dominio de Vidal.

Muchas veces, la circulación de la pelota parte en el chileno, vuelve a pasar por él y/o culmina con una acción ofensiva propia. No desentona para nada. Al contrario, es uno más del equipo con el enorme plus de que si hay que ir a la guerra para recuperarla es carne de cañón inmediata.

Duelos ganados, ocasiones creadas y tiros al arco

El nivel alcanzado en esta etapa de su carrera convierten a Vidal en un jugador total. Y su máxima eficiencia mundial en estas tres última variables refrendan el juicio esbozado, que pueda a lo mejor parecer absurdamente nacionalista. 

El juego de piernas correcto para no quedar desequilibrado, la velocidad para aventajar en los primeros dos metros al contrario y la agilidad para la barrida lo hacen altamente eficiente en los duelos. En una zona de espacios reducidos como el mediocampo, estos atributos lo hacen brillar.

Sin embargo, está más que claro que el volante del Bayern no es de "quitar y entregar". Su alma expansiva lo lleva a aventurarse más allá de su área de infuencia. En la Juventus eran clásicas sus rupturas tras la última línea defensiva para convertir. Ahora no es tan así, porque en los bávaros predomina el juego corto de pases (Ataque Construido). Debe aparecer en el área, acompañando la jugada, y así genera muchas situaciones de gol. 

Y cuando la requisitoria táctica impuesta por Guardiola, en el puesto de "6", lo obliga a respaldar los ataques del Bayern desde fuera del área, a la altura del semicírculo penal, el afán ofensivo del chileno no decae. Lo materializa mediante su potente tiro de media y corta distancia. Un ejemplo: ante el Benfica, en cuartos de final de la Champions, anotó de zurda, acompañando a la ofensiva, casi en tercera línea de ataque.