La varita mágica
La plata y esa cláusula de recisión irracional que firmó Carlos Heller, donde demostró toda su inexperiencia a cargo de un club de fútbol, era el único obstáculo entre Sebastián Beccacece y el despido. Incluso, negociaron con Ronald Fuentes en sus narices. Es decir, por angas y mangas, le estaban diciendo “váyase”.
Pero Becca, sabedor de que si lo echaban así nunca más se volvería a levantar, se jugó una carta postrera. Delante de las cámaras, algo que utiliza con suma inteligencia, llegó de la mano de Luis María Bonini a negociar su continuidad.
El mensaje es claro: “Miren, sé que he demostrado una incapacidad total para manejar el equipo. El asunto se me desbordó por todos lados, no hay argumento que sostenga mi trabajo. Pero con Bonini enderezco el tronco”.
Es decir, como ya sabemos que Becca es un mal entrenador, que Bonini le haga la pega. Entonces, ¿para qué tienen a Beccacece? ¿Por qué no le pasan la banca directamente al señor de los bigotes?
Al menos Seba tiene una garantía: si Luis María no endereza a Gonzalo Jara, no lo hace nadie. Los fiesteros del plantel deben estar temblando. En eso, Pepe Cortisona Bonini es un crack. No perdona.