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Bonini y su ayudante

Actualizado a

Sensaciones encontradas quedaron luego de la ratificación de Sebastián Beccacece al mando de Universidad de Chile. Sobre todo en el mundo azul, ya muy afectado negativamente por la peor campaña del equipo en los últimos 25 años.

El desconcierto transversal surge no necesariamente de la confirmación de Beccacece en la banca de la U. En el entendido de que la dirigencia se la está jugando a concho por respaldar un proceso en el cual cree con la fe de un creyente. Lo que llama la atención es la aparición en escena de Luis Bonini, el ex preparador físico de la Roja en la era de Marcelo Bielsa en Juan Pinto Durán.

Casi nunca se habló de la variable física como una de las causas del bajo desempeño de los azules, durante el Clausura pasado. Era cosa de observar el funcionamiento del equipo y quedaba claro de inmediato que el problema era futbolístico. Que el equipo corría, corría. El tema era cómo, lo que es un asunto táctico, de responsabilidad del DT.

No había un modelo de juego definido. De hecho, la identidad parecía ser lo contrario: no tener identificación. Qué paradoja. Sin embargo, suele ocurrir con los equipos disfuncionales. Lo de la COF (Condición Física) fue asunto hasta que se supo que Beccacece no quería nada más con el PF Marcelo Geralnik, a quien él mismo trajo a la U.

Puede ser que mediciones internas al plantel hayan arrojado un descenso importante en la performance física de los jugadores. De eso, nada se ha sabido. Aunque hay que tener ojo con este asunto. Cada vez ganan más terreno las tendencias de entrenamiento de no darle gran relevancia a estas evaluaciones y retroalimentar la preparación a partir de los datos que arrojan los partidos mismos. La lógica se fundamenta en que nada es más importante que la realidad de juego.

Por lo mismo, da la impresión que, con la llegada de Bonini, Azul Azul quiere imponer una suerte de profesor-guía en el segundo campeonato que Beccacece asumirá como DT en jefe. La labor del ex de Bielsa, por lo dicho por Carlos Heller, estará fuertemente orientada hacia el control y manejo del plantel. Aparte, por cierto, de sus tareas profesionales.

Si así fuera, claramente el PF pasará a ser más importante que el DT. Una cosa pocas veces vista. El liderazgo y la conducción de los jugadores deben estar siempre a cargo del entrenador. Esto los jugadores lo tienen claro. Sin embargo, cuando detectan lo contrario, se abre un campo enorme para el desbande.

La dinámica en los cuerpos técnicos es la siguiente. Existe una figura central que es el DT y en torno a él actúan funcionalmente los distintos integrantes del staff. En este contexto, el PF es un facilitador de la tarea del entrenador, muy cercano a los jugadores, en virtud de que no detenta el poder. Él no pone ni saca futbolistas, lo que profundiza los canales de comunicación con el plantel. Es un morigedaror de la tensión surgida entre el interés individual y la búsqueda colectiva, que es todo un tema en los equipos.

Sin embargo, en la U parece que las cosas van a funcionar en un sentido inverso. El hombre de peso en el plantel pasó a ser Bonini. Beccacece quedó en un estado público absolutamente debilitado. Esto no es muy relevante, porque puede parecer una externalidad de poco influencia en el día a día de los jugadores.

Lo peor es que con qué talante se va a parar el DT frente a los futbolistas después de todo lo pasado. Al jugador le basta poco tiempo para aquilatar la dimensión de su DT. Posee un olfato muy desarrollado al respecto. Seguramente, a miles de kilómetros de distancia en sus vacaciones, a los futbolistas de la U se les deben repetir las imágenes de Beccacece en su etapa de ayudante de Jorge Sampaoli. Sin duda.

A tal condición parece haber retornado el entrenador azul. Solo dependerá de él revertir el panorama. Quedan varios meses para saber en qué concluyó la historia.