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¿Cuál es el límite?

En los últimos días se han revelado una serie de documentos, actas y grabaciones que develan, y aterrorizan con ello, la forma de actuar de los dirigentes del fútbol chileno en los últimos años. Al contrario de lo que muchos aseguran, y a casi todos les conviene, la teoría de Lee Harvey Oswald Jadue, el asesino solitario, el gran y casi exclusivo culpable de las irregularidades, malversaciones, desórdenes y saqueos en la ANFP, no se sostiene. Al contrario, insistir, y banalizar además el análisis, con el loquito frívolo que metió las manos al cajón, es casi un crimen en sí mismo.

Tal como lo reveló Ciper Chile y El Mercurio, en la mayoría de las decisiones críticas de la administración Jadue, contó con el beneplácito y el apoyo de una mayoría absoluta, unánime no pocas veces, del consejo de presidentes. Temas tan graves como disfrazar el reparto de dineros de la selección como “aportes para el fútbol joven” o las ya célebres 50.000 UF por “derecho de llaves” para acceder al fútbol profesional (y a los dineros del CDF en último término), fueron votados y aceptados sin reparos por los clubes profesionales chilenos. No es poca cosa de lo que hablo, se trata de desvío de fondos, de actividades monopólicas, de delitos al fin y al cabo. La ANFP, vaya, contrató a un asesor del Servicio de Impuestos Internos para eludir sus obligaciones tributarias. Esto, de ser investigado por el SII como corresponde, podría ser la cancelación de la personalidad jurídica.

Creo que la mentira, esa gran mentira inflada desde la quiebra de Colo Colo el 2002, ya no puede ser sostenida. Las Sociedades Anónimas Deportivas han demostrado no ser “más de los mismo” con respecto a los asesinados clubes sociales y deportivos. Son peores, porque aquí, y los papeles y transcripciones están a la vista, no sólo hay pícaros, ventajeros y negociantes. Aquí hay gente que el fútbol no les interesa nada, sólo ven una oportunidad de negocios. Y le van a sacar lo que le puedan sacar por las buenas o por las malas. Especialmente por las malas. Gente que profita de una generación “dorada” que viene directamente de las cadetes de los clubes sociales y deportivos (¿o usted cree que a Bravo, Medel, Sánchez o Vidal los reclutaron y formaron Mosa, Yuraszeck y Estévez) y que tiene al fútbol chileno dando pena en las copas Libertadores y Sudamericana.

Hay dinero del CDF, reparto de excedentes del CDF, reparto ilegal de dineros de la selección (2.300 millones por cabeza), exención impositiva, laxitud en la aplicación de la ley, inexistente fiscalización del SVS, estadios regalados por el estado, todo tipo de prebendas para el funcionamiento. Y aún así, los caballeretes de Quilín están todos en la quiebra.

No viejo, Jadue habrá sido un bandido rodeado por otros bandidos. Pero hay decenas de cómplices que lo reeligieron casi por unanimidad, le pidieron plata limpiándose el traste con el reglamento y le aplaudieron todo, hasta el ascensor que se mandó a construir en Quilín, porque a su excelencia le daba flojera subir un piso.