Atlético Nacional se instala en la final de la Copa Libertadores

Al triple campeón Sao Paulo no solo lo asaltó en el Morumbí. Lo eliminó con autoridad en Medellín tras darle vuelta al juego (2-1) con un Miguel Borja intratable, que dejó la serie 3-1 y condujo al club verde a su tercera final copera.

"Poner la razón por encima de la emoción". Ese fue el discurso de Rueda que no aplicó el equipo en el inicio, pues se vio sorprendido por el gol de Calleri (8') para ajustar la serie con un 2-1 y darle suficientes alas al equipo paulista, que soñaba con la remontada en el Atanasio Girardot.

Pero el Rey de Copas y la afición supieron digerir con ese gol. En la tribuna el "vamos mi verde" sirvió de antesala a la reacción, después de ese descuido en marca que le permitió al argentino crear un escenario ideal para la visita. Ya en la cancha, fue Borja el que asumió de nuevo la responsabilidad de guiar al equipo a la final.

Así como lo hizo en el Morumbí, donde con su doblete empezó a vivir una fantasía como verdolaga, el atacante fue implacable ante Denis (15') para poner el juego 1-1 y reactivar el plan que diseñaron durante la semana, encaminado en poner condiciones y mantener un 500% de la concentración.

Los problemas de defensivos y de filtro con la dupla Mejía-Pérez condicionada porque recibir una amarilla más la sacaría del primer duelo de la final copera, mostraron una versión desconocida de Nacional y permitieron que Calleri estrellara un balón en el palo.

En contraste la fragilidad atrás, los de Rueda crecieron en lo ofensivo y gestaron suficientes opciones para haber asegurado el lugar en la disputa del título. Sin embargo, Berrío y Marlos no estuvieron tan iluminados como Borja, pues perdieron opciones con el pórtico a su disposición.

Ya con la serie 3-1 y un tiempo consumido, Bauzó cumplió con lo que dijo en la previa y arriesgó. Sacó a Hudson por Kardec, decisión que solo le alcanzó para una descolgada de Centurión que con los puños finalizó Armani.

Ese ajuste en los paulista, que reclamaron un penal sobre Calleri, le dio todo el protagonismo al arquero Denis con sus atajadas, pues con ellas cubrió las grietas de una zaga lenta que poco pudo hacer para controlar el tridente Marlos-Borja-Berrío.

A esta altura, con el ritmo frenético los verdolagas y cuatro oportunidades de gol, Rueda le ganaba el pulso al experimentado 'Patón' Bauza. No encontró la fórmula para frenar al mejor equipo de la Libertadores y tampoco pudo cortar a un colectivo que creció con el ingreso de Guerra.

Una mano penal de Carlinhos le dio a Borja la oportunidad de concretar un nuevo doblete (78'). El centrodelantero no falló y con dos partidos como verdolaga logró que todo el estadio cantara "Oe, Oe, Oe, Borja, Borja", mientras eran expulsados por reclamar Lugano y Wesley frustrados porque Nacional se convertía en el primer finalista de la Libertadores.