Vergonzoso
Recuerdo una serie de Copa Davis, justamente contra Colombia en 1998 en el recién construido Gimnasio de San Miguel. Vi a dirigentes en cuatro patas pegando la carpeta al piso minutos antes del primer partido. Pese a que la mezcla del concreto estaba fresca aún y no alcanzaron a estucar los muros, se pudo jugar y el asunto resultó folklóricamente bien.
Dos años después, también en un escenario a medio construir, fue el vergonzoso episodio de los sillazos de la Arena del Parque O'Higgins. No se tomaron los resguardos de seguridad para un partido contra Argentina y todos sabemos lo que sucedió. Aquella vez, por lo menos, la cancha estuvo lista a tiempo y era impecable.
Lo fundamental para practicar un deporte es contar con la implementación y que haya una cancha. De perogrullo. Y todos los que han jugado tenis saben que la pista de polvo de ladrillo nunca va a estar bien si no se construye con el suficiente tiempo de antelación y si no se juega en ella antes, para que compacte.
El directorio completo de la FTCh está compuesto por tenistas (no digo ex porque la mayoría sigue actuando en seniors), incluído un ex jugador de Copa Davis. El productor del evento tiene más de 20 series organizadas y un par de décadas de este trabajo en el cuerpo. Y la persona que armó la cancha ha estado toda la vida ligada al tenis y además fue propietario de un club. Entonces, ¿dónde diablos estuvo el error?
La historia es que el Ejército tardó dos meses es destrabar la burocracia del complejo Huaiquique y que la Municipalidad de Iquique tardó tres semanas más en comenzar a trabajar. Eso atrasó la construcción de la cancha. Luego vino una tormenta de arena "sucia" que contaminó la arcilla e impide que compacte, razón por la cual ahora están rezándole a todos los santos para que la receta de echarle toneladas de sal encima surta efecto.
Más allá de los 200 millones que aporta la ciudad de Iquique, ¿no existía la posibilidad de golpear la mesa y reclamar por los plazos ante las autoridades castrenses y de la ciudad? El papelón o que suspendan el match podría costar mucho más de 200 palos.
La esperanza era que, tal como ocurrió en Talcahuano el año pasado, funcionara una pócima mágica que ayudara a compactar la tierra batida sin importar lo tarde que se montara la cancha. El punto es que La Tortuga tiene techo; Huaiquique no y más encima está a la orilla del mar. ¿Y la tormenta de arena? Estaba pronosticada y, debido al monto de la inversión, habría tenido que existir un plan precautorio para cubrirla.
Sólo una vez en la historia se ha suspendido una serie de Copa Davis porque la cancha no estuvo en condiciones. Fue para el duelo Pakistán vs Nueva Zelanda hace tres años. Las canchas de pasto de los pakistaníes parecían pantanos y el triunfo fue para los kiwis. Sería cruel que algo así ocurriera por segunda vez.
Es paradójico que no haya una cancha digna en un país que tuvo un número uno del mundo, dos campeones olímpicos de tenis y una final de Copa Davis. Suena incomprensible.