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JUEGOS OLÍMPICOS \ NATACIÓN

Phelps, el más grande: ganó su 21º oro olímpico en 4x200 libres

Tras ganar la final de 200 mariposa ante su gran rival Le Clos, el joven Kenderesi, Laszlo Cseh... venció al cansancio y EE UU se colgó el oro en 4x200 libres.
Jarry - Pella: ATP de Sao Paulo

Actualizado a
Phelps, el más grande: ganó su 21º oro olímpico en 4x200 libres
DOMINIC EBENBICHLERREUTERS

El rey del agua fue también el rey de la fiesta. Se dio un homenaje Michael Phelps en una de sus grandes noche acuáticas, en la que añadió dos oros más a su cuenta y ya alcanza la friolera cifra de 21 metales de ese color, 24 medallas en sus cinco Juegos. El estadounidense se paseó por la Piscina Olímpica sabedor de que es el hombre en Río, cogió a su hijo Boomer en brazos, besó a su madre y a su mujer. Poco le importó que tener que nadar minutos después el relevo 4x200. La diversión y la victoria no están reñidas para el más grande.

Cuando Bob Bowman conoció las habilidades acuáticas de Michael Phelps, tomó una decisión capital en su carrera. El entrenador analizó las virtudes de ese adolescente (su enorme envergadura, su largo torso y sus articulaciones dobles) y convino en que el estilo en el que debía especializarse era la mariposa. Años después surgió el primer Phelps, un nadador que debutó en los Juegos de Sidney, en el 2000, con apenas 15 años, y llegó a la final de los 200 mariposa, donde fue quinto.

Recuerda con cariño el de Baltimore esa prueba, la que ganó en Atenas 2004 (1:54.04), en Pekín 2008 (1:52.03) pero fue plata en Londres 2012 (1:53.01), donde se le escapó la posibilidad de revalidar por terceros Juegos su título olímpico. Una herida que se cerró en la noche brasileña en la que el americano alzó el brazo al cielo de la Piscina Olímpica con otra victoria (1:53.36). Phelps comandó la prueba desde los 75 metros de carrera, demostrando una fuerza impresionante en cada una de sus brazadas (53.35 en el 100).

Parte del éxito de Phelps se basa en sus piernas y en su patada en el volteo. Pocos nadadores son capaces de realizar un movimiento ondulatorio submarino como el del estadounidense, que apura siempre hasta los 13 o 14 metros. Phelps apunta su cuerpo hacia el fondo de la piscina para derribar la resistencia del agua y poder avanzar mucho más rápido que sus rivales, como hizo en el último viraje. Llegó algo exhausto pero fue oro. La plata se la llevó el japonés Sakai (1:53.40) y el bronce para el joven húngaro Kenderesi (1:53.62). Los dos rivales históricos del Tiburón reventaron siguiendo su estela: Chad le Clos fue cuarto y Laszlo Cseh séptimo.

Una hora después, el americano salió a escena de nuevo con sus compañeros de relevo. Fue un paseo para Estados Unidos, otro homenaje a Phelps, que ha llegado en forma. Tuvo el privilegio de cerrar el relevo (7:00.66) que condujo a la victoria Dwyer (1:45.23), Haass (3:29.48), su amigo Ryan Lochte (5:15.51). No le pasó factura la prueba anterior, como en sus mejores épocas. La plata fue para Gran Bretaña y el bronce para Japón. El oro solo tiene un nombre, Michael Phelps.