Nadal cae con Del Potro y se queda a las puertas de la final
Andy Murray defenderá este domingo en Río la medalla de oro que conquistó en ‘sus’ Juegos de Londres después de quitarse de encima a un desconocido Kei Nishikori con una facilidad pasmosa. En una hora y 18 minutos, lo sometió en dos sets (6-1-6-4) gracias a un tenis veloz y, desde la estadística, casi perfecto. Murray ganó el 82 por ciento de los puntos (31/38) que jugó con el primer saque en el que tuvo un acierto terrorífico (76%), el mismo que manifestó en los puntos de break, con un impecable 3/3. El escocés, que parece mantener una relación especial con el torneo olímpico, cerró el partido con un punto de videoteca que dará la vuelta al mundo. La pista, hasta entonces entregada a Nishikori para ver más tenis, se puso en pie y se rindió a él.
Murray liquidó el primer set con una insospechada facilidad en 33 minutos, visto y no visto, mientras el personal se acomodaba en la pista. Estuvo imponente en el saque (ganó el 88% de los puntos con su primer saque, en el que tuvo un porcentaje de acierto del 77% a una velocidad máximo que alcanzó los 205 km/h), oportunista con sus oportunidades de break (atinó con las dos que tuvo) y, sobre todo, movió la bola a una velocidad imposible para el japonés, que no atina con el plan para derrumbar al escocés. Su balance con Murray antes del cruce en Río de Janeiro le era muy desfavorable (1-6, la última derrota en cinco sets en Copa Davis en Birmingham) y la historia se repitió en Brasil.
No había estado cómodo Murray en días anteriores. Fabio Fognini y Steve Johnson le habían arrastrado a un tercer set en octavos y cuartos para llegar a la lucha por las medallas. Esta vez pareció más fresco , como si el sol que esta mañana sí salió en Río le hubiera llenado de energía. Con 2-2 en el segundo set, Nishikori expresó toda su falta de inspiración en la mañana de Río y perdió su servicio en blanco. Un estacazo casi definitivo a su confianza. Estuvo lejísimos del tenista correoso e incómodo para sus rivales.
Trató de agarrarse a la pista y ganó un juego dificilísimo para el 4-3. Pero Murray demostró una fortaleza terrible con el servicio. Sólido, estaba inabordable. Ganó el partido, se ganó el corazón de la gente y ya sueña con morder el oro de nuevo.