Con la cabeza en la luna

Actualizado a 2 de septiembre de 2016 11:51 CLST

Todavía nos pena el primer gol, cuando todavía no pasaba nada y Paraguay ni siquiera había entrado al área. Esa cadena de hechos fortuitos que culmina con el disparo de Romero en la red:. Chile la pierde en la salida; nadie sale a cubrir al volante izquierdo paraguayo; Romero resbala y le pega cayéndose al balón; éste roza la espalda de Santander, la trayectoria se modifica levemente; lo preciso para que Toselli, que se había lanzado bien, quede pasado y falle el manotazo.

¿Gol de arquero? ¿Error en la defensa? ¿Suerte? Lindo cóctel donde caben todos estos ingredientes.

Pero la derrota se explica por otras cosas, que no son pocas. La primera, e Isla lo confesó, es que la selección entró "sobrada" al Defensores del Chaco. No tuvo, especialmente en el comienzo de las dos etapas, el nivel de aplicación que requiere un partido eliminatorio contra un equipo tan aguerrido y motivado como Paraguay. Lo que temían Juan Antonio Pizzi: que jugaran con las dos medallas de campeones de Américas colgadas al cuello. Que jugaran con la chapa de cracks y no como cracks. Fatal.

Fueron 10 o 12 minutos muy malos. Y en ese lapso tan pequeño, te embocaron dos veces. Demasiado cara la distracción y el agrande. Detalle para el segundo gol: ¿Nadie se preocupa de la pelota en los córners? ¿No se juega con pelota ese negocio? Todos buscando su marca, como si fuera jugando al pillarse. Al Gato Silva se le escapó Paulo da Silva y se transformó en un espectador privilegiado.

Con el 2-0 abajo hubo que cruzar un desierto para salvar algo desde Asunción. Y Paraguay, con el libreto que se aprende casi en el colegio, se refugió bien atrás y jugó al pelotazo largo, buscando fundamentalmente a Rocco (que la pasó bastante mal).

Chile, cómo no, se creó situaciones, logró un descuento y logró arrinconar a su rival pero sin hacerle mucho daño. Demasiado pelotazo desde la mitad de la cancha directo a la cabeza de los centrales, inocuo Edson Puch apretado contra la raya, sin participación en el juego Eduardo Vargas, Arturo Vidal con la cabeza en otro lado, Charles Aránguiz lejos del arco sin gravitar para nada, Sánchez que no pudo generar más que un par de jugadas de peligro. Al final, vimos al Chile de la primera ronda en la Copa Centenario y no al que obtuvo el título tras derrotar a México y Colombia sin apelaciones.

Párrafo aparte para Néstor Pitana: No culpo al arbitraje de la derrota, pero el juez argentino se pasó de listo en algunas jugadas clave. En la previa al gol de Vidal, no dio ley de ventaja cuando Mena entraba al área con pelota dominada y después no contó los pasos en los dos tiros libres muy peligrosos que tuvo Chile (ambos rebotaron en la barrera). Exactamente cómo un árbitro con oficio te puede joder.