La mochila
La jornada 27 de la Liga Italiana de la temporada 2010/2011 tuvo un resultado increíble y una historia detrás aún mejor: Udinese goleó por 7-0 al Palermo, como visitante en Sicilia. Cuatro goles de Alexis Sánchez y tres de Totó di Natale.
El primer tiempo finalizó 5-0 y cuando los blanquinegros llegaron hechos un carnaval al camarín, sintieron un fuerte portazo y vieron la cara de tres metros del entrenador Francesco Guidolin. Algo no andaba bien.
Guidolin, un italiano curtido en el rigor del catenaccio, un tipo frío y calculador para quien el fútbol es un resultado y no un juego, era incapaz de festejar y, por el contrario, sufría.
"¡Cómo se les ocurre hacer esto!", les dijo. Los jugadores se miraban incrédulos. "De ahora en adelante todos los equipos se nos van a meter atrás. No hagan más goles. Ahora vamos a defender este marcador". Era el mundo al revés. Incomprensible.
Alexis Sánchez quizás pensó que Guidolin estaba bromeando y, a tres minutos de la reanudación, le anotó al portero Salvatore Sirigu el sexto gol del equipo y su cuarto personal. No terminaba de festejar el tocopillano cuando Guidolin lo reemplazó. Y más encima lo retó.
Pese a la goleada por 7-0 y a que ese día jugaron como Brasil 70 o la Naranja Mecánica holandesa del 74, el técnico Guidolin sabía que su equipo no estaba preparado para convivir con el éxito. ¡Paradójico!
Se parece a la bajada de caña que le dan a todo estudiante que pondera buen puntaje en la PSU y le arruinan el minuto de gloria con la frase: "Lo difícil no es entrar a la universidad, si no que mantenerse en ella".
Juan Antonio Pizzi dijo que el título de la Copa América es una mochila pesada que deben sacarse de encima. La metáfora es compleja. Más que sacársela, que implicaría también negar un logro histórico que aporta categoría y confianza, el desafío es saber vivir con ella.
A diferencia de Guidolin, a Pizzi no lo contrataron para mantenerse en Primera División, si no que está obligado a ser protagonista. La duda hoy no es cuánto rinde el bicampeón, si no cómo supera a los que vienen y vendrán a pararse atrás. Es obvio que lo hagan, si enfrentan al bicampeón.
Es ahí cuando viene la reinvención, el descubrimiento. En el aprender a ser exitoso y convivir con ello. Para lograrlo, hay que cargar esa mochila y lucirla con orgullo. No esconderla.
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