Wawrinka fulmina a Djokovic y alza su tercer Grand Slam
El suizo, campeón en Australia y Roland Garros, conquista también Nueva York desquiciando a Novak Djokovic: 5-7 (1), 6-4, 7-5 y 6-3 en casi cuatro horas.
Stanislas Wawrinka, en un ejercicio de autoconvencimiento, miraba a su box y se tocaba con el índice la sien cada vez que lograba un punto clave. “Cabeza, cabeza”, parecía decir. Y giraba también sus ojos hacia Novak Djokovic para fulminarle con la mirada, con un fulgor de killer. Su revés era un bisturí y su determinación inquebrantable. El suizo de 31 años había llegado a la final del US Open y no la dejó escapar: 6-7 (1), 6-4, 7-5 y 6-3 en 3h:54. Frío, como si supiera que había llegado allí para cumplir una misión, vio cómo al serbio se le iba una derecha larga, alzó los brazos y celebró la hazaña. Profesional. Como si fuera un día más en la oficina... pero no lo fue.
En un partido tremendo, el helvético refrendó su fiabilidad en finales. No ha perdido ninguna de las once últimas que ha disputado desde 2014. Y eso le hace, en la década de tiranía de su compatriota Roger Federer, Rafa Nadal, Andy Murray y el serbio, situarse a las puertas de completar el Grand Slam. Ganó Australia 2014, Roland Garros 2015 y rindió Nueva York a sus pies. Sólo le falta Wimbledon.
Djokovic, sin embargo, tendrá que esperar para lograr su 13º ‘grande’. Las 17h:54 en pista que había empleado el número tres del mundo para llegar a la final por las 8h:58 de Nole, que se benefició de la retirada de tres rivales, no le pesaron al suizo. Y sí al serbio, que padeció de calambres en las piernas en el cuarto set. Estrategia o no, paró el partido... pero para tratar las rozaduras en sus pies. “¡No puedes pedir el fisio cuando quieras!”, se quejó Wawrinka, que antes le había macerado y desquiciado con sus tiros exquisitos llevándole de lado a lado. Al final de la segunda manga, el de Belgrado llegó a destrozar su raqueta enfadado.
El primer set arrancó con el número uno como un tiro (3-0, 4-1 y dos bolas de set parar 6-2), pero dejó al de Lausana meterse en el partido y lo tuvo que resolver en el tie-break. No se vino abajo Wawrinka. Al contrario. Su mejor gestión de las bolas de break, de las que aprovechó 3 de 17 (Djokovic tuvo un balance de 1/4, 1/4, 1/6 y 0/3 en cada una de las mangas) fue decisiva.
A partir del segundo set, Wawrinka fue siempre más cerebral en los momentos clave. Consiguió no desconcentrarse con los tres parones del serbio y se colocó en disposición de servir para ganar el partido. Tras 46 golpes ganadores y nueve aces, llegó una segunda bola de campeonato que aprovechó. "Eres un jugador de un coraje increíble, te lo mereces", le dijo Djokovic. Como un relojero suizo, Wawrinka volvió a ser preciso. Tres finales de Grand Slam y tres títulos.