Guarello
Con el agua al cuello
Cerca de las 22:30 horas de hoy, martes 11 de octubre de 2016, hora de Santiago de Chile, esta columna estará obsoleta. Como la mayoría de los textos periodísticos, tendrá una vida corta, un funeral íntimo y carecerá de viudas o deudos. A esa hora, minutos más o menos, según cuántos descuento dé el ecuatoriano Roddy Zambrano, sabremos si estamos eliminados del Mundial o, apuntando a una serie de carambolas y que la FIFA nos regale por secretaría dos puntos, seguimos en carrera para colgarnos del repechaje.
La situación es alarmante: Chile está a cinco puntos del quinto, Argentina nada menos, cuando ya transcurrió la mitad de la eliminatoria. De las últimas nueve unidades disputadas, el cuadro de Pizzi apenas rescató una. Y de las últimas 21 (Colombia, Uruguay, Argentina, Venezuela, Paraguay, Bolivia y Ecuador), la Roja apenas cosechó cinco. Sacando el paréntesis de la Copa Centenario (otro desafío, otro contexto, otra motivación, otra disculpa para tatuarse), es obvio que la selección chilena se viene derrumbando a una velocidad cada vez mayor. Y no es sólo un tema de Pizzi, bien confuso y defendido en su última conferencia de prensa, también los dos últimos partidos con Sampaoli en la banca (0-0 con Colombia en Santiago y 0-3 con Uruguay en Montevideo), mostraron a un equipo gastado, escasamente proclive a la lucha, sobrador hasta ser irritante y por momentos displicente. Las razones son muchas: bajas de rendimientos individuales, satisfacción por lo ganado en la selección, empacho después de tantos años, relajo y distracción, falta catastrófica de recambio, divismo extremo. El mismo Jorge Sampaoli le confesó a un grupo de periodistas, off the record claro, que el camarín “era ingobernable”.
Por lo menos en lo que se refiere a esta columna y su obsolescencia programada, todo lo anterior no importa. Lo único que importa es ganarle a Perú. Juan Antonio Pizzi podrá recordar una y otra vez la Copa Centenario, tal como hizo en la rueda de prensa en Pinto Durán, para justificar lo mal que se vio el equipo en Quito; Arturo Vidal andará con la consigna del bicampeón flameando en su corte de pelo; Claudio Bravo seguirá visando quién puede o no opinar sobre la selección chilena; Alexis Sánchez hará cinco comerciales más… Y con eso no van a ganar.
Ellos saben lo que tienen que hacer. La mayoría tiene 10, ocho, seis años en la selección. Hay dos mundiales en el cuerpo, decenas de partidos internacionales, ya lo vieron todo y lo sintieron todo con la camiseta roja puesta. Ellos saben repito. No se los vamos a explicar ahora. Menos con el agua al cuello. Está claro, si no ganan, quedan fuera del Mundial 2018. Y si ganan, les resta un largo y tortuoso camino para aspirar un humilde repechaje. Así de malas están las cosas. A las 22:30 horas conversamos.