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MUNDIALES DE QATAR

Peter Sagan, bicampeón del mundo en ciclismo de ruta

El eslovaco se convirtió en el sexto corredor, tras Ronsse, Van Steenbergen, Van Looy, Bugno y Bettini, que revalida arcoíris. Cavendish logró la plata y Boonen, el bronce.

Saga, bicampeón del mundo.
AFP

Peter Sagan, número uno del Ránking UCI World Tour, campeón de Europa y defensor del título, conquistó su segundo Mundial con un impresionante sprint en Doha. "Simplemente encontré un espacio por el que pasar entre Nizzolo y las vallas". El eslovaco, un showman a sus 26 años, celebró la victoria con una cerveza bien fría: "Para combatir este calor". Su doblete (2015-2016) le iguala con Ronsse (1928-1929), Van Steenbergen (1956-1957), Van Looy (1960-1961), Bugno (1990-1991) y Bettini (2006-2007). Historia.

Mark Cavendish, plata, y Tom Boonen, bronce, completaron el mejor podio de siempre en los Mundiales. Tres portadores del arcoíris compartieron espacio, ya que el británico se impuso en 2011, en Copenhague, y el flamenco, en 2005, en Madrid. Quién se lo iba a decir a Qatar, tan cuestionada por la ausencia de público, las elevadas temperaturas (38 grados y 46% de humedad), el trazado de 257,5 km totalmente llano y el escaso espectáculo deportivo de la semana previa.

Menos mal que Bélgica tenía un plan, romper la prueba en la incursión entre la costa y el desierto qatarí. Y lo hizo. Sus corredores afrontaron la carrera mentalizados y preparados: chalecos y muñequeras refrigerantes, los dos bidones de la bicicleta, otros dos en los bolsillos del maillot, mochilas camelbak a la espalda con más agua, bolsas con hielo, barritas y geles a tutiplén. En cuanto sopló el viento de costado, se armó. El movimiento pilló a Alemania, Francia y España.

La Selección de Javier Mínguez sólo apareció en cabeza antes de tomar la salida… en la primera fila, para la foto. Ni el esfuerzo de Imanol Erviti (33º) por contactar con el grupo delantero salvó al equipo nacional de un ridículo espantoso. Todos quedaron cortados en el momento decisivo. Erviti fue el único que acabó. A Lobato, el teórico líder, Castroviejo y Rubio les eliminaron en la vuelta inicial al circuito por su enorme demora. Mínguez ya lo advirtió: “La clave residirá en los abanicos”. Sin embargo, ninguno de sus nueve hombres permaneció atento. Ni el técnico creyó en filtrar a alguien en la escapada. Sudáfrica, Eritrea, Marruecos o Canadá aprovecharon la fuga y contaron con representantes entre los que se jugaron el triunfo.

Tampoco estuvieron donde debían estar Bouhanni y Demare. Ni Kittel ni Greipel. Degenkolb sí que entró en la criba, pero una avería le descolgó. El alemán, desquiciado por el marcaje de los belgas durante su persecución, lanzó un chorro de agua a Debusschere. A falta de tres giros sufrió un golpe de calor. El karma. Con el título definido a más de 160 km de la meta, en La Perla, un flojísimo circuito, sólo se produjo el intento de Leezer. Bélgica sofocó la rebelión para Boonen y Sagan se inventó su 14ª victoria de 2016. Con Wevelgem, Flandes, Quebec, tres etapas del Tour y el jersey verde incluidos. Una barbaridad. Con sus nuevos colores del Bora-Hansgrohe, el mejor ciclista del mundo portará del arcoíris también en 2017. Que lo disfrutemos. Es irrepetible.

Peter Sagan