Peter Sagan, bicampeón del mundo en ciclismo de ruta
El eslovaco se convirtió en el sexto corredor, tras Ronsse, Van Steenbergen, Van Looy, Bugno y Bettini, que revalida arcoíris. Cavendish logró la plata y Boonen, el bronce.
Mark Cavendish, plata, y Tom Boonen, bronce, completaron el mejor podio de siempre en los Mundiales. Tres portadores del arcoíris compartieron espacio, ya que el británico se impuso en 2011, en Copenhague, y el flamenco, en 2005, en Madrid. Quién se lo iba a decir a Qatar, tan cuestionada por la ausencia de público, las elevadas temperaturas (38 grados y 46% de humedad), el trazado de 257,5 km totalmente llano y el escaso espectáculo deportivo de la semana previa.
Menos mal que Bélgica tenía un plan, romper la prueba en la incursión entre la costa y el desierto qatarí. Y lo hizo. Sus corredores afrontaron la carrera mentalizados y preparados: chalecos y muñequeras refrigerantes, los dos bidones de la bicicleta, otros dos en los bolsillos del maillot, mochilas camelbak a la espalda con más agua, bolsas con hielo, barritas y geles a tutiplén. En cuanto sopló el viento de costado, se armó. El movimiento pilló a Alemania, Francia y España.
La Selección de Javier Mínguez sólo apareció en cabeza antes de tomar la salida… en la primera fila, para la foto. Ni el esfuerzo de Imanol Erviti (33º) por contactar con el grupo delantero salvó al equipo nacional de un ridículo espantoso. Todos quedaron cortados en el momento decisivo. Erviti fue el único que acabó. A Lobato, el teórico líder, Castroviejo y Rubio les eliminaron en la vuelta inicial al circuito por su enorme demora. Mínguez ya lo advirtió: “La clave residirá en los abanicos”. Sin embargo, ninguno de sus nueve hombres permaneció atento. Ni el técnico creyó en filtrar a alguien en la escapada. Sudáfrica, Eritrea, Marruecos o Canadá aprovecharon la fuga y contaron con representantes entre los que se jugaron el triunfo.