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Eagles 21 – Vikings 10

Unos grandes Eagles le roban la imbatibilidad a los Vikings

La defensa de Philadelphia le dio una paliza a la línea ofensiva de Minnesota y a un Bradford que terminó el partido desquiciado y harto de recibir golpes.

Unos grandes Eagles le roban la imbatibilidad a los Vikings
Mitchell LeffAFP

En la NFL ya no quedan equipos invictos. A los Vikings no les sentó bien la semana de descanso y parecieron perder la ola buena ante unos Eagles que cada vez parecen más serios. En realidad, llevábamos toda la semana esperando el duelo estelar, para que durante el primer cuarto se convirtiera en el camarote de los Hermanos Marx. En parte por los errores ofensivos, pero también por los aciertos de dos defensas que sin duda están en la élite de esta NFL, y dispuestas a hacer historia.

Primero fue una intercepción de Wentz en la propia yarda uno, luego Bradford devolvió el regalo con un pase al contrario en la zona de anotación, poco después una pérdida de balón de Wentz en jugada de draw, aunque en la siguiente jugada era Bradford el que sufría el fumble tras un sack descomunal de Barwin. La sesión de tenis de errores en pista rápida terminó con otro pase de Wentz interceptado, tras el que ambos equipos se volvieron mucho más comedidos. Parecieron darse cuenta de que según estaban las cosas, el partido no se lo llevaría el que más acertara, sino el que menos se confundiera después de tanta locura.

Entre el caos inicial comenzó a vislumbrarse que Pederson le estaba ganando la batalla estratégica a Zimmer. El juego de carrera de los Vikings no funcionaba, con McKinnon saliendo y entrando en el emparrilado aparentemente lesionado. Bradford tenía que cargar con el peso del ataque y era incapaz de hacerlo con éxito porque el front seven de los Eagles se merendaba a la línea ofensiva de los Vikings jugada tras jugada acumulando hombres en la batalla.

Wentz tampoco conseguía mover las cadenas, pero tenía la habilidad de completar todos los pases que importaban realmente, y durante todo el partido se sacó de la chistera pases imposibles en los momentos más difíciles, para terminar desquiciando a la defensa vikinga.

Sin embargo, fueron los Vikings los que se adelantaron con un field goal de Blair Walsh, aunque la alegría duró poco para ellos. En un choque de pequeños detalles, Huff encontró una autopista para retornar el kickoff posterior. Y por si eso era poco, en el extra point, Minnesota cometió una penalización que unos ambiciosos Eagles decidieron aprovechar para intentar y conseguir la conversión de dos (3-8).

Era evidente que los Eagles estaban dominando un duelo de trincheras, y que esos seis puntos de diferencia podían convertirse en una montaña infranqueable, pero los Vikings continuaron cometiendo errores o, mejor dicho, Philadelphia consiguió provocar fallos de sus rivales. Un sack a Bradford, (que sufrió seis en el partido amén de recibir infinidad de golpes) terminó en fumble y balón para los Eagles, que aprovecharon para anotar un field goal (3-11) que les llevaba al descanso con el duelo muy encarrilado.

En la segunda mitad no cambió el guión. Los Vikings, con la línea ofensiva hundiéndose una y otra vez, Bradford poniendo cara de “¡Sáquenme de aquí!”, e incapaces de asentar un juego de carrera mínimamente peligroso (93 yardas terrestres en todo el partido), veían como sus series no llegaban a ninguna parte por mucho que se alargaran. Mientras tanto, Wentz lanzaba un pase de tochdown a Green-Beckham en su primer drive de la segunda mitad, y prácticamente sentenciaba el partido (18-3).

En el último cuarto, los Vikes, a la desesperada, continuaron cometiendo errores. Un balón perdido en un retorno de punt terminó de enterrarlos si es que no habían claudicado ya a esas alturas después de ser incapaces de avanzar en cuarto down y pulgadas cuando ya rozaban la zona de anotación rival. Más tarde llegó un field goal más de los Eagles (21-3). Y en el último instante, cuando ya no le importaba a nadie, Bradford, harto de recibir golpes y desencajado con esa cara de ‘harto de football’ que siempre saca en sus peores momentos, lanzó un pase de14 yardas a Patterson que ni siquiera sirvió para maquillar la humillación sufrida (21-10).

El último equipo invicto cayó con todo merecimiento tras la semana de descanso ante unos Eagles que, una vez más, confirmaron que su defensa es una cosa muy seria.

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