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Giants 28 – Eagles 23

Los Eagles se precipitaron y fueron cazados por los Giants

Dos intercepciones a Wentz y dos cuartos downs intentados en la primera mitad lastraron a unos Eagles que necesitan urgentemente receptores.

Actualizado a
EAST RUTHERFORD, NJ - NOVEMBER 06: Jordan Matthews #81 of the Philadelphia Eagles misses a catch in the end zone on 4th and 10 against Trevin Wade #31 of the New York Giants during the fourth quarter of the game at MetLife Stadium on November 6, 2016 in East Rutherford, New Jersey.   Al Bello/Getty Images/AFP
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AL BELLOAFP

Los Giants suelen ser los reyes de las malas decisiones. Sin embargo, en el Metlife de Nueva York fueron los Eagles los que salpicaron el partido de malas decisiones que facilitaron la victoria a los locales, pese a que, como casi siempre, su ataque no destacó.

El primero en confundirse gravemente fue Carson Wentz, y por duplicado. Su segundo pase fue interceptado y poco después convertido en touchdown de los Giants por Odell Beckham; su cuarto pase también terminó en manos de la defensa local, y esta vez fue Roger Lewis el que recogió el lanzamiento anotador de Eli Manning.

14-0 para los Giants en un visto y no visto después de dos pases feísimos y sin tener que despeinarse. La tribuna no daba crédito. Están tan acostumbrados a ver cómo su equipo se autodestruye de la misma manera, que le sorprende que sea el rival el que pueda caer en la misma trampa.

Poco después llegó el primer drive continuado de los Eagles, con Wentz recuperando las sensaciones, pero también más precavido de lo normal al principio. Dos intercepciones seguidas son complicadas de digerir. Esa serie terminó con un field goal de Sturgis de 34 yardas, lo que quizá no tendría ninguna importancia si no fuera porque el kicker salió del campo cojeando después de sufrir un golpe tardío que los árbitros consideraron fortuito y no penalizaron.

Esa posible lesión de Sturgis merece ser comentada porque es la única explicación razonable para justificar que Pederson, entrenador de los Eagles, se sumara al festival de malas decisiones. Primero se jugó un cuarto down de dos yardas en la 23 de los Giants y más tarde un cuarta y uno de una yarda en la 6 de Nueva York. Entre medias había anotado un touchdown cada equipo, Mathews para los Eagles y otra vez Odell Beckham para los Giants. La diferencia en el marcador no era insalvable y los de Philadelphia estaban jugando mejor tanto en defensa como en ataque, a pesar de que el front seven de los Giants volvió a ser muy poderoso en muchas fases del partido.

¿Estaba tocado Sturgis y por eso se la jugó Pederson? No hay que descartar que ese factor ayudara a decidir al entrenador de los Eagles. Y más si tenemos en cuenta que antes del descanso Pierre Paul bloqueó un field goal de 40 yardas. El partido se fue al descanso 21-10, pero el marcador era engañoso teniendo en cuenta el juego desarrollado por ambos equipos.

En la segunda mitad los Eagles salieron como motos y Kenjon Barner culminó una serie impecable con un touchdowns de carrera (21-17). Pero los Giants respondieron de inmediato con un pase de Eli Manning a Shepard de 32 yardas que culminaba un buen drive de los locales (28-17).

Tras esa jugada el partido entró en esa dinámica de errores y desconcierto que suelen presidir la mayor parte de las actuaciones del equipo azul de la Gran Manzana, con la diferencia de que esta vez los visitantes también se sumaron a la fiesta. Y sin quitar mérito a ambas defensas, duras y pegajosas, que casi siempre llevaron la iniciativa.

Los Eagles anotaron dos field goals que dejaron el marcador en el 28-23 definitivo. Pero esas dos anotaciones estuvieron engarzadas por un rosario de drops de los receptores de Philadelphia, incapaces de agarrar muchos pases atrapables de un Wentz que se desesperaba por momentos. Los Giants se sumaron al rosario de fallos con una intercepción a Manning que fue más culpa de Odell Beckham, incapaz de controlar el balón, y otra inoportuna intercepción a Eli Manning a falta de 1:55 y en su propia yarda 34, que le daba una última oportunidad a los Eagles cuando ya se veían con el partido perdido.

Sin embargo, el marcador ya no se movió. Wentz volvía a ver desesperado cómo sus receptores eran incapaces de atrapar balones bien dirigidos, y Pederson rumiaba en la banda que si en la primera mitad no le hubieran entrado las prisas, y en vez de jugarse cuartos down precipitados se hubiera dedicado a poner puntos en el marcador, el resultado final podría haber sido muy distinto.

Los Eagles tienen un problema con sus receptores y los Giants con su juego de carrera. Ambos deberán solucionarlo cuanto antes si quieren trascender esta temporada.

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