Lions le propinan su primera derrota a Vikings en casa
El equipo de Detroit se aprovechó de los numerosos regalos de los de Minnesota, que pierden su primer partido en casa esta temporada.
Los Detroit Lions endosaron la primera derrota en casa de la temporada a sus rivales divisionales Minnesota Vikings en un extraño partido que ganó el que menos errores cometió y, al final, el que más arriesgo en los momentos de la verdad. Y, con Matthew Stafford a los mandos, esos suelen ser los Lions.
Porque en modo alguno es casualidad que en sus estadísticas figure un número exagerado: 21 drives finales en el último cuarto para ganar o empatar un partido. Hoy pudo sumar uno más. Es una valoración difusa en la que resulta fácil ser un descreído, porque tiende a eliminar el contexto de los partidos, pero dice, sin asomo de duda, que a Stafford no le tiemble el brazo cuando todo está en juego. Se diría, incluso, que es cuando más cómodo está.
Para ganar a los Vikings por 22-16, en la prórroga, tuvo que hacer su truco favorito en dos ocasiones. La primera fue cuando se vio con el balón en sus manos, con 23 segundos por jugar, y perdiendo de tres. De manera difícil de justificar, los Vikings le concedieron un pase al medio del campo que completó para que Matt Prater, el kicker, convirtiese en el empate con un field goal desde 58 yardas.
Probablemente fue aún más impresionante lo que sucedió en la prórroga. En la primera y única posesión del tiempo extra los Lions se vieron superados por la defensa de los Vikings, presionante y efectiva hasta forzar uno, dos, tres y cuatro terceros downs largos. Es esa jugada la definitiva para un QB: el tercer down largo cuando todo está en el alero. Los cuatro los completó Stafford, el último para que Golden Tate anotase el touch down de la victoria.
Heroica Stafford en estado puro.
Porque, además, en la segunda parte del partido los de Minnesota se habían merendado a los de Detroit. Fueron los VIkings los únicos que movieron las cadenas en esa mitad. Los Lions no consiguieron un primer down en el periodo hasta que faltaban siete minutos para el final del partido. Sus rivales, mientras tanto, movían las cadenas tras haber sido anulados en los primero 30 minutos.
Sin embargo, ese buen juego general sólo les valió para sufrir la frustración de ser presa de sus errores. Blair Walsh falló un extra point, luego vio como le bloqueaban un field goal y, en un tercer drive con final amargo, los Vikings fallaron un cuarto y pulgadas en las inmediaciones de la goal line.
Habían llegado al descanso perdiendo por 3 a 10 y parecía que todo se conjuraba para no dejarles ganar. Pero tanta insistencia les dio dos touch downs, uno de Rudolph y otro de Ellison en el que se produjo una curiosidad reseñable: Linval Joseph, el defensive tackle, jugó como full back distrayendo a la defensa de la verdadera idea de anotación. En ambos casos funcionó.
Es una derrota muy dura para Minnesota. Estrenando coordinador ofensivo, Pat Shurmur, sufrieron notablemente en la primera mitad y dominaron en la segunda. Pero tanto esfuerzo, tanto sobreponerse a sus propios errores, no sirvió de nada ante dos chispazos de Stafford en las postrimerías del encuentro y en la prórroga. Esto no hace sino apretar la división y meterles en un serio conflicto emocional, de falta de autoestima.
En Detroit, por su parte, ya saben que pueden jugar mal, ser dominados... y esperar a que en los últimos instantes su QB dirija un drive ganador. Es lo que mejor hace.