Los Eagles sentenciaron a unos Falcons sin defensa
El ataque terrestre de Philadelphia desarboló a la defensa de Atlanta mientras que Matt Ryan tuvo que encomendarse a Julio Jones a la desesperada y sin mucho éxito.
Cada superhombre tiene su Némesis. Y cada ataque imparable termina encontrándose, inevitablemente, con una defensa que le queda a la medida. Pero el problema para Atlanta fue que se vieron superados a los dos lados del balón. Los Eagles jugaron mucho mejor que sus rivales y el marcador ajustado no refleja su superioridad.
El ataque terrestre del Philadelphia consiguió ante la inofensiva defensa de los Falcons sus mejores números de toda la temporada. Y la línea ofensiva de Atlanta siempre vivió agobiada por la presión de la defensa rival, que colapsó su ataque terrestre y convirtió en previsible el hasta ahora variado e imaginativo sistema de juego de Kyle Shanahan. Matt Ryan, casi siempre muy agobiado, y lanzando a la desesperada, se encomendó a Julio Jones para intentar salvar la situación, pero ni las 135 yardas de su receptor fueron suficientes para sobrevivir.
Porque, además, la superioridad del ataque terrestre de los Eagles les estaba dando un control del reloj insultante. Terminaron el partido con casi 40 minutos de posesión. Y Atlanta, se vuelve inofensivo si su ataque está fuera del campo.
Carson Wentz empezó el choque como un meteoro, completando todos sus pases en una primera serie perfecta que terminó con touchdown de carrera de Mathews. El corredor local se dio un tremendo festín durante toda la tarde, con 108 yardas y dos touchdowns en 19 carreras, mientras la línea dominaba de forma insultante al front seven rival. Los bloqueos en primer y segundo nivel abrían jugada tras jugada autopistas a la carrera que la defensa era incapaz de cerrar. Hasta el punto que los Eagles movían mucho mejor el balón por tierra, casi de forma insultante, pese a que Wentz tuvo otra actuación estelar. De hecho, los drops de sus receptores, quizá el mayor problema que está teniendo Philadelphia esta temporada, fueron la única razón de que el partido no quedara decidido muchísimo antes.
Pese a todo, la defensa de Atlanta consiguió en las últimas yardas limitar daños hasta el último cuarto, y el partido se convirtió en un duelo de field goals, en el que Matt Bryan anotó tres de cuatro intentados, y Sturgis tres de cinco. El duelo llegó al descanso 7-6 afavor de los Eagles, y a final del tercer cuarto el marcador señalaba un 10-9 que presagiaba un último cuatro no apto para cardiacos.
Y así fue, porque en la tercera jugada del acto definitivo, los Eagles anotaron un field goal (13-9) y Matt Ryan respondió con un pase de 76 yardas a Gabriel que adelantó a Atlanta 13-15, pero el extra point fallado por Bryant dejaba a su equipo solo dos puntos por delante.
Ahí se acabó la suerte de los Falcons, que se habían mantenido en el partido de forma inexplicable pese a que nunca habían conseguido jugar a gusto. Estaban maduros y tenían que caer.
Lo curioso es que después de haber sido machacados por el juego terrestre, los clavos que sellaron su tumba fueron amartillados por Wentz en una serie casi exclusivamente pasadora que, sin embargo, terminó con touchdown de carrera de Mathews. El corredor entró en la end zone casi andando (21-15) mientras sus compañeros maniataban a toda la defensa de Atlanta de forma insultante, como una moraleja de lo que había sido todo el choque.
Quedaban siete minutos y Todo apuntaba a un toma y daca final, en el que podía ganar cualquiera. Sin embargo, el front seven de los Eagles volvió a dar una lección sobre cómo asfixiar al quarterback rival. Matt Ryan lanzaba balones sin ton ni son un instante antes de ser placado. Incluso Julio Jones, todo el partido con un defensor pegado a su espalda, dejó caer dos balones de esos que nunca se le escapan.
El infructuoso ataque a la desesperada de los Falcons terminó con un cuarto down no completado en su propio campo que abrió la puerta al field goal de Sturgis que cerró el partido (24-15).
Antes o después, el imparable ataque de Atlanta tenía que encontrarse con una defensa que le tomara la medida. Y los Eagles, una vez más, demostraron que son un equipo al que le faltan muy poquitos detalles para aspirar a todo.