Por fin Vidal
El lagrimeo de Arturo Vidal en el Estadio Metropolitano de Barranquilla fue conmovedor y no dejó indiferente a nadie. A esas alturas, el punto rescatado junto al Caribe era muy bueno. Pero ya no lo era tanto si Vidal, quien estaba en el suelo retorciéndose y llorando del dolor, complicaba su presencia contra Uruguay, un partido tanto o más clave que el de Colombia.
Hoy en día la ausencia de Vidal es tema complejo. Más que hablar de irreemplazable, el no tener al Rey Arturo hace que el equipo regale gran parte de su ventaja. La Roja pierde, de un paraguazo, equilibrio defensivo y desequilibrio ofensivo. Pero más que eso, quizás Chile deja una buena parte de su alma y de su espíritu.
Vidal es un todocampista, un guerrero que logra motivar a los demás cuando aparece por todos lados de la cancha peleando y quitando. Además, genera juego y define partidos. Su brinco y su cabezazo son magistrales. Su remate de media distancia es el arma que permite romper muros defensivos. Finiquita como delantero con oficio. Vidal irradia a sus compañeros y contagia a los hinchas.
Las palabras de Juan Antonio Pizzi este lunes, cuando confirmó que el jugador del Bayern Munich estaba en condiciones para actuar desde el primer minuto contra Uruguay surtieron el efecto de un alivio colectivo.
Arturo Vidal vive su mejor año en la Roja. Siete de los 20 goles que lleva en su carrera por la Selección los anotó esta temporada, además de dos pases gol. También es candidato al Balón de Oro, acumula tres títulos en un año y su apetito podría sólo saciarse si gana la Copa del Mundo.
Vidal es el mejor jugador chileno del momento y una de las estrellas de las eliminatorias sudamericanas. Por fin logró lo que siempre se propuso, pero no descansa.
Pizzi y Chile entero respiran aliviados. Hace rato que Vidal está en la zona. Lo bueno hoy es saber que estará ante Uruguay.