Ni Bielsa ni Sampaoli
En la conferencia de prensa anterior al triunfo de Chile sobre Uruguay, Juan Antonio Pizzi dejó en claro un postulado táctico tremendo. Sin embargo, pasó colado en medio de la vorágine generada por la inminencia de recibir a los charrúas. La obtención de los tres puntos era crucial, así que a pocos les importó que el DT de la Roja, varios meses después de su llegada a Juan Pinto Durán, sincerara finalmente qué busca en la cancha con la escuadra nacional.
A propósito del planteamiento defensivo en el empate contra Colombia, Pizzi definió su propuesta de juego como una línea de 'elasticidad táctica'. En el fondo, según sus propias palabras, hacer lo que cada partido exija hacer para conseguir el objetivo deseado. Este propósito puede ser muy variado: igualar en Barranquilla (0-0), perder no por escándalo ante Ecuador (0-3) o vencer a los uruguayos en casa (3-1). En definitiva, pragmatismo puro o seguir distintos caminos para llegar a la misma meta.
En el 3-1 propinado a Uruguay en el Estadio Nacional, el entrenador de la Roja fue muy coherente con la pauta de acción confesada. Hizo lo que había que hacer para ganar el partido, lo que es un mérito. Mandó a Pablo Hernández, uno de los dos '8' del equipo, a marcar a Edinson Cavani en cada pelotazo frontal del arquero Fernando Muslera, junto a la dupla Medel-Jara, como una especie de tercer zaguero. Frente al cansancio de los uruguayos, quedó con dos '6' y un volante creativo en el mediocampo, poniendo a un 'bueno para la pelota', como Leonardo Valencia, para aprovechar la coyuntura. Incluyó a Enzo Roco y armó una línea de cinco atrás con el fin de aguantar en el tramo final del encuentro. Eso y otras cosas más.
Quizás, el 'ganar como sea' de Marcelo Díaz, expresado en la conferencia de prensa previa a la dada por Pizzi, tenga algo que ver con lo dicho por el propio entrenador y el posterior actuar del equipo. Una marca registrada del DT ha sido la impajaritable línea de cuatro en el fondo. Podía caerse el mundo, pero esta no se movía. Hasta ayer en el Nacional, cuando entró Roco y se ubicó en la derecha, Gary en el centro y Jara en la izquierda, con Isla y Beausejour como laterales. Lo había dicho Díaz, había que ganar como fuera.
La crítica a Pizzi se sustentaba en la poca claridad del Modelo de juego que procuraba desarrollar en la Roja. Sin embargo, el gran legado de la última doble fecha eliminatoria de 2016 es que esta nebulosa ha cesado, al menos conceptualmente. Su 'elasticidad táctica' contrasta con los grandes artífices del actual proceso en la Selección, Marcelo Bielsa y Jorge Sampaoli. Aunque este último después se enamoró del Juego de posición del Barcelona, para ambos, la forma no se transaba. El protagonismo era la única ruta en busca de la victoria. Ni hablar de pragmatismo, como el de ahora en la Selección. Definitivamente, Pizzi ha roto con el pasado.
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