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Razones de un golazo

En el plano táctico fue uno de los fundamentos conceptuales que esbozó Pablo Guede en su desembarco en Colo Colo. La idea proviene del marco teórico del Juego de Posición, llevado a lo máximo por el Barcelona de Pep Guardiola, quien entonces tuvo como DT ayudante al fallecido Tito Vilanova, gran amigo del actual entrenador de Colo Colo en sus años en España.

Consiste en el adelantamiento con balón dominado de uno de los zagueros centrales. Avanzar, traspasando la línea de la mitad de la cancha con la pelota pegada al pie, para generar supremacía numérica en el sector de mediocampistas. Obligar, en un instante, a que alguien del equipo rival salga a enfrentar, liberando su marca y/o zona. Así se genera superioridad posicional, tras esta línea de presión, y se consigue la progresión. 

Los bajos resultados provocaron que Guede reformulara la idea inicial. Colo Colo se hizo más cauto y ponderado en la cancha. Los dos zagueros pasaron a ser tres y la defensa de cuatro se convirtió en línea de cinco. De la idea inicial mencionada, solo queda el recuerdo de un avance hasta tres cuartos de cancha de Matías Zaldivia contra Audax, en La Florida, por la segunda fecha del Apertura. Desde ahí, como si fuera un '8', habilitó en profundidad a Gonzalo Fierro, quien envió un centro arrastrado para que Octavio Rivero anotara el 1-0 parcial.

Eso, hasta el golazo que anotó Claudio Baeza ante Universidad Católica, en la ida de las semifinales de la Copa Chile. El tanto en San Carlos de Apoquindo es una especie de recuperación conceptual de lo esbozado por Guede en el inicio de su era en el Monumental. Avance de un zaguero en conducción por el sector oponente para generar superioridades numéricas y posicionales frente al rival.

En el comienzo de la acción, cuando Baeza recibió el balón de Esteban Pavez, había 10 jugadores de la UC detrás de la línea de la pelota (concepción de juego Reagrupamiento defensivo). Un bloque muy compacto en solo 20 metros. Dos líneas de cuatro con Diego Buonanotte, el '10' cruzado, por delante de estas. Nicolás Castillo fue el único no involucrado directamente en la protección del arco de Franco Costanzo.

Sin embargo, Baeza terminó finiquitando en gran forma por sobre el arquero de la UC. Quedó solo, viniendo desde muy atrás, en pleno semicírculo penal. Para que pasara esto, dos aspectos tácticos resultaron cruciales: el efecto distractivo de los cuatro atacantes que sitúan los albos en plena fase ofensiva y la omisión de un principio de juego defensivo por parte de los cruzados (seguir al hombre que inicia la pared).    

La primera causal táctica referida. Los albos Figueroa, Ríos, Paredes y Rodríguez (así quedaron ordenados en el gol), en igualdad numérica con Parot, Maripán, Lanaro y Magnasco, ocasionaron que la defensa local estuviese abierta y sin un elemento sobrante para garantizar la cobertura. De hecho, fue Parot, el lateral izquierdo, quien debió abandonar su marca para intentar un cruce sobre Baeza. Pero como estaba muy alejado en su zona, preocupado de Figueroa, llegó tarde en la barrida. 

La segunda razón táctica del golazo. Kalinski fue el primero en salir a presionar a Baeza en el eje de la cancha. Sin embargo, el argentino no siguió al zaguero albo en su 'toco y voy' (pared). Regaló su espalda, yéndose con la pelota, que fue hacia Michael Ríos y regresó de vuelta al autor del excelente tanto. Si el buen volante cruzado no se hubiera 'tragado' la combinación, tal vez el resultado de la maniobra hubiera sido distinto. Pero el trasandino posee tintes más creativos, de hacer jugar más a su equipo. ¿El hombre equivocado en el lugar equivocado? Pasa mucho en la cancha por los avatares del juego.