GOLDEN STATE WARRIORS 105-ATLANTA HAWKS 100
Curry y los Warriors ya están de nuevo en camino del 73-9
Golden State tuvo más dificultades de las esperadas para resolver su duelo contra Altanta Hawks. Green e Iguodala, decisivos. El base y Durant, 25 tantos.
Volvamos a una tradición olvidada y que sé seguro echaban de menos: el show estadístico de Golden State Warriors durante la temporada regular. Y aunque no quieran admitir que disfrutan con ello, al menos reconozcan que es ciertamente adictivo y que con el paso del tiempo, cuando este equipo desaparezca por las leyes de la naturaleza, lo añoraran. Los de Steve Kerr ya carburan a velocidades intergalácticas. Repostaron tras la debacle en Los Ángeles ante los Lakers y ahora no hay quien les pare, aunque tengan partidos (y victorias) tan trabados, toscos y, hasta cierto grado, horripilantes como el de esta madrugada ante Atlanta Hawks (105-100). Con este triunfo, GSW llega al 16-2, un porcentaje (88,9%) equivalente al que se obtendría con un balance 73-9 al finalizar la Regular Season. Esta historia ya la conocíamos.
La que también conocíamos era la de las rachas interminables. Los Warriors llevan 12 partidos seguidos sin conocer la derrota. Es la segunda temporada consecutiva que consiguen eso. Nadie más en la Liga, a excepción de los Spurs, ha llegado tan lejos en las dos últimas campañas. Están intratables, aunque lejanos aún de las 24 que cosecharon al principio de la 2015-16, pero...
... no es descabellado pensar que llegarán a esa cifra. Incluso que la superen, al igual que la de récord de victorias. Pues partidos como ante los Hawks son los que permiten los récords, las alabanzas y elogios al cruzar la meta. Porque Atlanta llegó al Oracle después de su decepcionante papel frente a los Lakers con cierta necesidad de recuperar el crédito perdido después de sumar cinco derrotas en los últimos seis encuentros. Un palo para el proyecto de Budenholzer, la verdad. Con ese requerimiento, Schroder y compañía trataron de asustar de inicio, maniatando cualquier tipo de acción violenta de un rival que en sus 11 partidos previos superó los 100 puntos anotados... y una noche más lo haría de nuevo. Los 105 finales crean una nueva ley en La Bahía: cada vez que superen la centena, ganan. Así, en las dos únicas derrotas del curso (Spurs y Lakers) se quedaron igual o por debajo de los 100.
Ninguno de los dos equipos alcanzó rentas sobresalientes durante 36 minutos. La cota de los diez de diferencia no se conquistó por las pérdidas locales (14, una sangría que se cortó en el último periodo) y el nefasto acierto de los visitantes en el tiro exterior (7/29 con mucho, pero mucho tiro liberado). Si alguno de los dos hubiera estado digno, no habría existido un maravilloso último cuarto. Allí surgió lo que hizo gigantéscos a los Warriors: el quinteto de la muerte, Iguodala y Draymond Green.
Ian Clark abrió el espectáculo warrior con triple (80-81) para cerrar el tercer periodo e Iguodala abrió el último dominando arriba y abajo. El alero daba la vuelta al marcador (88-81) con la escolta de Durant que, al igual que Curry, se aburrió de anotar. Ambos llegaron a los 25 puntos, siendo el contrapeso a Schroder (24) y el rebote en unos Hawks que lo ganaron por 10 (41-51) gracias a los 14 de Millsap y los 16 de Howard. Esto permitió cierto respiro en Atlanta para afrontar el último minuto del partido sólo cuarto abajo (104-100) con sólo seis tiros de campo anotados. Ahí apareció la figura gigantesca de Draymond Green.
El ala-pívot es único, aunque esté algo más oscuro con Durant. No es una de las primeras referencias ofensivas, pero, chico, que intensidad le pone a esto. Avisó a Schroder con un tapón de que el partido estaba finiquitado y tuvo que recordárselo de nuevo a Bazemore con una defensa espectacular. Llegó a los tres tapones en los últimos tres minutos del cuarto cuarto, siendo el único esta temporada en hacerlo. Vuelve a ser importante. Como los Warriors. Como la NBA.