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BETIS 3 - CELTA DE VIGO 3

Fabián Orellana volvió a jugar en empate de Celta ante Betis

El chileno había estado ausente desde la fecha de Eliminatorias y regresó en un partido con muchas alternativas en ataque y errores en las defensas.

Actualizado a
Fabián Orellana volvió a jugar en empate de Celta ante Betis
MIGUEL RIOPAAFP

Si jugar (bien) al fútbol se entiende como tocar mucho la pelota y crear un porrón ocasiones es indudable que el nuevo Betis de Víctor practica este deporte menos que más, pero los resultados mandan y dan la razón de momento al técnico madrileño. Su fútbol minimalista, de arrestos y eficacia da resultados. En cuatro partidos, dos victorias y un empate, este último muy 'currado' ante el Celta, tras enmendar un mal comienzo y casi darle la vuelta a un partido marcado por la intensa lluvia sobre Sevilla, que no, aunque lo repita el refrán: no es ninguna maravilla.

Víctor le dio otra vuelta de tuerca a ese 5-3-2 confeccionado para defender y salir a la contra o esperar el balón parado, y .....

Sorprendió con la exclusión de Joaquín, el hombre que estaba creando más en el Betis, quizá el único, y la entrada de Sanabria, que se había estrenado como goleador en Copa, ante el Depor.

Berizzo había captado quizá el mensaje y su Celta no fue tan estirado, tan atrevido como otras veces. Dos obreros en el mediocampo (Marcelo Diaz y Radoja) y dos interiores más para provocar en el medio una tremenda superioridad con la que el Celta tuvo en la primera parte casi siempre el balón. Al cuarto de hora Aspas le puso lógica al dominio con el primer gol del partido (0-1, 15').

Harto de correr detrás de los ricales, media hora tardó el Betis en chutar siquiera. Fue Sanabria, desde lejos, el que probó a Rubén Blanco en la primera señal del arreón de orgullo que pegó el Betis. Lo comandaba el chaval que nadie entiende por qué no jugaba con Poyet y fue de nuevo de los mejores, si no el mejor verdiblanco sobre el campo: Dani Ceballos. No quedaba más remedio que presionar arriba y el Betis lo hizo, tuvo algo más el balón en área contraria. Producto de la insistencia llegó el error céltico. Fontás atropelló a Petros y el penalti lo convirtió el de siempre, Rubén Castro (1-1, 41').

Y el de siempre se quedó a centímetros de marcar, en el palo, a poco de iniciarse el segundo tiempo. El empate no le había sentado nada bien al Celta, impreciso y superado en el juego ahora por un Betis peleón, que percutía en ataque y para el que de nuevo Rubén Casto se inventó un gran pase que colocaba a Sanabria para el 2-1 (53'). Pero cuando más perdido parecía el Celta tiró de calidad. Orellana, recién vuelto de su lesión, habilitó a Bongonda y su pase al corazón del área lo remató a gol por segunda vez el killer de moda, Aspas. La repetición no aclara si la asistencia sale del campo, como pidieron los béticos.

El partido entró en tierra se nadie y de ahí lo sacaron Joaquín y Pezzella. El portuense, inesperado suplente, le dio su tercer córner con gol en tres partidos al argentino, que remató inapelable. Pezzella tiene alma de pichichi: lo que pierde detrás lo gana a veces delante.

Casi lo mismo le ocurre a otro argentino, Roncaglia. De lateral sufre, sufrió mucho, pero volvía a anotar un tanto importante cuando el partido enfilaba su recta final (3-3, 86'). Su cabezazo puso justicia y, posiblemente, enjugó las penas de unos y otros como lágrimas bajo la lluvia sevillana.

Real Club Celta de Vigo, SAD