El radical cambio en la vida de Ricardo Soto después de Río

Ricardo Soto sube al escenario y mira de frente el más de centenar de personas que hay en la sala. El joven pide el micrófono. “Quiero enviar un mensaje”, dice con voz fuerte y clara. “Le quiero enviar un saludo a la ex jefa de UTP de mi colegio, que cuando le pedimos ayuda con mi familia, dijo: no financiamos hobbies. Y mira hasta donde llegó mi hobbie”, lanzó enseñando el trofeo con orgullo que lo premió como una de las promesas deportivas del 2016.

Hay años que a medida que pasa el tiempo uno recuerda como trascendentales en la vida. El 2016 será algo así para Soto. Primero se convirtió en el deportista chileno más joven en participar en unos Juegos Olímpicos, y en Río se alzó como la gran revelación terminando entre los 16 mejores del tiro con arco.

"Todo ha sido espectactular. Redondo. Los resultados han sido buenísimos. He roto tres récords nacionales, y el adulto y juvenil en más de una ocasión. Es más de lo que yo mismo esperaba", reconoce el joven, que empezó en este deporte por herencia familiar hace ya seis años.

Y es que muchas cosas han cambiado desde que volvió al país y fue recibido por más de 50 personas en Arica, su actual ciudad. "Tengo que dar más entrevistas", admite. "Me reconocen de vez en cuando, me saludan en la calle. Me he vuelto un poco más famoso, pero no tanto", aclara sonriendo.

Pero Soto, que recién pasó a cuarto a medio y ya tiene una beca completa para estudiar en la universidad, tiene claro que el camino recién empieza. "Me gustaría algo del área de salud. Terapia Ocupacional u Odontología", dice sobre su futuro. Más claridad hay respecto a lo que viene en su carrera deportiva. "El plan es ir subiendo, cumpliendo metas año a año, y claro, llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio".

En lo inmediato, el deseo es más simple: seguir disfrutando. "Mientras estaba en el escenario pensaba en mi familia, especialmente en mi mamá y hermanos. Sin ellos no podría haber logrado todo esto. A veces cuesta asimilarlo".