Isaiah Thomas logra la mejor noche de su carrera ante Memphis
El base, inspirado, entra en combustión en Memphis para conseguir la mejor noche de su carrera. Los Grizzlies se desinflan: 3ª derrota consecutiva.
"Soy un asesino, un asesino (I'm a killer, I'm a killer)" comentó Isaiah Thomas tras acabar con los Grizzlies (109-112) en la primera prórroga que disputan los Celtics esta temporada. Razón no le falta. Creyó en el triunfo cuando Memphis tenía el partido en el bolsillo (66-43 mediado el tercer cuarto). No se asustó. Supo sacar tajada de la relajación en el rival y firmó la mejor noche de carrera que se traduce en 44 puntos (además de 3 rebotes y 6 asistencias) con apenas 16 tiros de campo intentados (7/10 en triples) y una admirable sangre fría desde la línea de tiros libres: 17/17 (algo nunca antes visto en la historia de la franquicia más laureada de la NBA). Su hazaña adquiere mayor valor si echamos la vista atrás. El último jugador de Boston en llegar a los 44 puntos en un partido (de Regular Season y Playoffs) fue Paul Pierce: 50 tantos a los Cavs el 15 de febrero de 2006. Han transcurrido casi 11 años desde entonces. Es más, en el último medio siglo sólo un guard (base escolta) de los Celtics había firmado una anotación mayor que IT. Estamos hablando de Danny Ainge, el mismo hombre que le trajo a Massachusetts.
Con tal catarata de datos históricos como aval, Thomas tenía que poner la guinda a su gran noche con un triunfo. Y es que desde su regreso por lesión, su equipo continúa invicto: un 3-0 que contrasta con el 1-4 de balance con él ausente. En los Grizzlies ha ocurrido lo mismo, pero al revés. Son también tres los encuentros que contabilizan desde el regreso de Mike Conley (su base titular y que, recordemos, hasta su inoportuna lesión de espalda estaba haciendo méritos más que suficientes para acudir por primera vez al All Star). Desde entonces sólo han conocido la derrota. Venían de firmar un 7-2 durante su baja. El mundo al revés. Qué paradojas. Poco pudo hacer Marc Gasol, de más a menos, para enderezar el rumbo. Tuvo en sus manos el tiro de la victoria a dos segundos para la conclusión del tiempo reglamentario. En esta ocasión salió cruz y no pudo vestirse de héroe pese acabar con 24 tantos, 7 rebotes y 6 asistencias en su cuenta personal. Estuvo a punto de hacerlo Al Horford. Tras una magistral jugada diseñada por Brad Stevens con 9 décimas por disputarse, el dominicano se quedó bajo el aro emparejado con Tony Allen. Anotó en el segundo intento, pero el tablero estaba ya iluminado en rojo. Prórroga.
En el tiempo extra, Thomas continuó haciendo de las suyas. Es decir, siguió rompiendo la defensa de Memphis con la colaboración de Horford y Crowder. Demasiado para unos Grizzlies que, a la par, acusaban la desaparición en ataque de sus dos referentes (Marc y Conley), más aún si cabe tras la expulsión de Zach Randolph tras un claro codazo sobre Olynyk. Llegado el momento de la verdad los visitantes demostraron mayor claridad de ideas. Victoria peleada, pero justa. Los osos empiezan a desinflarse a la par que los Celtics (16-12) ascienden a la tercera posición del Este. Con el pequeño Isaiah al mando, se repusieron a su peor primera parte del curso —apenas 31 puntos anotados— y a su inferioridad en el rebote (mal endémico este), para demostrar carácter y orgullo. Aún es pronto para decirlo, pero Boston comienza a emitir señales de lo que puede llegar a ser.