En el tiempo extra, Thomas continuó haciendo de las suyas. Es decir, siguió rompiendo la defensa de Memphis con la colaboración de Horford y Crowder. Demasiado para unos Grizzlies que, a la par, acusaban la desaparición en ataque de sus dos referentes (Marc y Conley), más aún si cabe tras la expulsión de Zach Randolph tras un claro codazo sobre Olynyk. Llegado el momento de la verdad los visitantes demostraron mayor claridad de ideas. Victoria peleada, pero justa. Los osos empiezan a desinflarse a la par que los Celtics (16-12) ascienden a la tercera posición del Este. Con el pequeño Isaiah al mando, se repusieron a su peor primera parte del curso —apenas 31 puntos anotados— y a su inferioridad en el rebote (mal endémico este), para demostrar carácter y orgullo. Aún es pronto para decirlo, pero Boston comienza a emitir señales de lo que puede llegar a ser.