Porzingis y Antetokounmpo se baten en el duelo del futuro
La vuelta del letón fue clave para unos Knicks que habían perdido seis partidos seguidos. Melo se vació y fue clave Ron Baker.
Revancha Knickerbocker en Wisconsin unas 45 horas después de que Giannis Antetokounmpo congelara al Madison Square Garden con la primera canasta ganadora de su carrera. Una canasta, por cierto, que según la revisión posterior de la NBA no debió subir al marcador debido a que existe una violación de la regla que impide que un jugador esté cinco segundos seguidos botando el balón de espaldas a canasta. ¿Mi opinión? La regla es clara y la canasta no tendría que haber subido, pero lo cierto es que ese game-winner de Antetokounmpo tiene mucho más valor tanto para la propia liga como para aficionados y periodistas que un simple silbato. La NBA es espectáculo, Giannis es espectáculo y una canasta sobre la bocina de una jovencísima estrella griega que amenaza con ponerse la NBA por montera en la Meca del Baloncesto es, sencillamente, el espectáculo más grande del mundo. Y hablamos de seis décimas de segundo que deciden un partido en enero... Yo tampoco hubiera pitado.
Pero vamos a lo que nos ocupa: Knicks (17-19) y Bucks (18-17) se midieron por segunda vez esta temporada, en esta ocasión en el Bradley Center de Milwaukee y con Kristaps Porzingis sobre la madera. El ala-pívot letón, que está cuajando una gran segunda campaña en la NBA, se había perdido los tres últimos partidos y los neoyorquinos llevaban sin ganar un solo encuentro desde el pasado 22 de diciembre... Ya tocaba.
Se cambiaron las tornas. Esta vez fueron los Bucks los que llegaron arriba al último cuarto (+13) gracias a los esfuerzos de un Jabari Parker que sumó sus 25 puntos en los tres primeros cuartos, un acertado Monroe (lleva cuatro partidos seguidos de al menos 15 puntos y 7 rebotes desde el banco) y un Giannis Antetokounmpo (25+6+2+2+5) que, esta vez sí, encontró respuestas en el otro lado del espejo. Porzingis defendió al alero griego durante casi todo el último cuarto y lo hizo de maravilla. El letón, que sigue con el tendón de Aquiles tocado, se llevó en su retorno 24 puntos, tres triples, seis rebotes, tres tapones, la victoria y una secuencia imposible que resume perfectamente lo especial que es: triple, tapón sobre Giannis, tapón sobre Giannis, rebote y un último triple desde Liepaja. Entre el principio y el final, unos 40 segundos de juego. Su presencia, como la de Antetokounmpo en los Bucks, por condiciones, talento e influencia en el juego, lo cambia todo en Nueva York. Y, que no se nos olvide, Porzingis no lleva ni dos temporadas allí mientras que el alero griego está despegando de verdad en su cuarta. Disfrutemos de ellos, porque lo merecen.
Carmelo Anthony vació el tanque de gasolina (39 minutos, toda la segunda parte) y repartió 10 asistencias junto con sus 26 puntos, su máximo desde 2012, y fue Jeff Hornacek quien decidió dejar a un errático Brandon Jennings en el banco cuando Rose necesitaba descanso en la segunda mitad para dar entrada a Ron Baker. No se equivocó... El base, ex de Wichita State (¡qué temporada hicieron los Shockers!), undrafted y aún con un contrato solo parcialmente garantizado, jugó todo el último cuarto, anotó seis puntos, repartió cuatro asistencias y acabó con un +18 en sus minutos sobre el parqué. Factor X en la remontada de unos Knicks que les devolvieron a los Bucks el parcial del último cuarto de hace un par de días: del 17-32 del Madison al 33-15 del BMO.