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Wild Card NFL

Dolphins-Steelers: menos desigual de lo que parece

Los Steelers son favoritos absolutos. Y por muchos y buenos motivos. Pero los Dolphins no están tan lejos como parece, y tiene armas para hacerles frente.

Dolphins-Steelers: menos desigual de lo que parece

Los Pittsburgh Steelers y los Miami Dolphins ya han jugado el uno contra el otro esta temporada. Fue el 16 de octubre en Miami, y aquel partido significó el inicio de la remontada de los Dolphins. Pasaron por encima de Pittsburgh, Jay Ajayi sumó su primer partido de 200 yardas de carrera y la línea ofensiva por primera vez demostró su potencial. Pero que nadie espere un partido parecido este domingo en Pittsburgh. Las bajas de los Dolphins y, sobre todo, la recuperación de los Steelers en la segunda mitad de la temporada pintan un panorama muy distinto.

Las casas de apuestas de Las Vegas lo demuestran a las claras: de todos los equipos que jugarán la ronda de wild-cards este fin de semana, los Dolphins son a los que menos opciones conceden de pasar de ronda. Y hay buenos motivos para ello: Roethlisberger, que se lesionó precisamente en aquel partido de octubre, está de vuelta, y a buen nivel.

Y todavía en mejor forma están los otros dos jugadores clave de los Steelers: el running back Le’Veon Bell y el wide receiver Anthony Brown. Frente a ese tridente, los Dolphins opondrán una defensa repleta de bajas, especialmente en la secundaria, y un grupo de linebackers que ya no levanta sospechas: ya se ha demostrado que, sencillamente, no da el nivel. Y un ataque con dos bajas fundamentales: el center Mike Pouncey, clave en el juego de carrera, y sobre todo el quarterback Ryan Tannehill, todavía sin recuperarse de su lesión de ligamentos.

La receta para que Pittsburgh gane el partido parece sencilla. Establecer el juego de carrera con Le’Veon Bell, algo que parece muy factible contra una de las peores defensas contra la carrera de la liga. Ponerse por delante en el marcador con alguna jugada explosiva de Antonio Brown contra una secundaria bajo mínimos (Byron Maxwell, Reshad Jones y Abdul-Quddus serán baja). Y después aprovechar alguna de las debilidades conocidas de los Dolphins, como su incapacidad de defender a los tight-ends (mucho ojo con Ladarius Green este domingo), o su escasa profundidad en la secundaria (Elie Rogers y Sammie Coates pueden hacer daño en ese sentido) para mantener una cómoda renta.

Con un marcador claro en contra y las posibilidades de remontada de los Dolphins en manos del quarterback suplente Matt Moore, Miami lo tendrá complicado. Moore ha demostrado ser un buen suplente, pero sufre con los pases en largo.

¿Significa esto que el partido será tan desequilibrado como parece? ¿Que Miami no tiene opciones? No tan rápido.

Sí, la baja de Tannehill es preocupante. Pero Miami no ganó en octubre gracias al juego de su quarterback. Lo hizo gracias a la explosión de Jay Ajayi. Y Pittsburgh sigue teniendo el mismo problema defendiendo la carrera. Es cierto que la baja de Pouncey limita las posibilidades de Miami en este frente, y que más allá de sus tres partidos sobre las 200 yardas, Ajayi sólo ha superado las 100 en uno más (de hecho, en el resto ni siquiera ha llegado a las 80). Pero si Miami quiere tener opciones de verdad, necesita otro gran partido de su running back. Otro jugador fundamental para el juego de carrera es el tight end Dion Sims, que sin hacer ruido se ha convertido en uno de los mejores bloqueadores en su puesto de la liga.

Si Miami tiene éxito con el juego de carrera y, además, consigue ponerse por delante en el marcador, las opciones de su defensa mejorarán. Sobre todo, porque Pittsburgh seguramente se vería obligado a recurrir a un juego de pase mucho más vertical y arriesgado. Y aquí Miami podría sacar mucho mejor partido de las dos fortalezas de su defensa: por un lado, el pass rush. Si Roethlisberger se ve obligado a retener más el balón para permitir a sus receptores correr rutas largas, las posibilidades de Cameron Wake, Andre Branch y Jason Jones para llegar al quarterback aumentarán considerablemente. Ya lo hicieron en octubre, aunque desde entonces el nivel de la línea ofensiva de Pittsburgh ha mejorado considerablemente.

Por el otro, su capacidad para generar turnovers: un saldo neto de once a su favor durante la racha de nueve victorias y dos derrotas con la que Miami cerró la temporada. Si Big Ben puede pasar cómodamente a Ladarius Green en la zona intermedia del campo, o mejor aún dejar el balón en manos de Bell, esta posibilidad desaparecerá.

En definitiva, que la clave del partido estará seguramente en los primeros compases. Lo normal será que los dos equipos salgan al campo con la intención de correr con el balón y controlar el marcador de esa manera. El equipo que lo consiga, tendrá buena parte del trabajo hecho. Los dos tienen pólvora suficiente para intentar una remontada… pero si el partido termina en eso, convertido en un intercambio de golpes, las opciones de Pittsburgh crecerán exponencialmente.