Harden vuelve a deslumbrar y ya es firme candidato al MVP
Perdió 10 balones, pero le dio igual. Con ayuda de un inmenso Harrell y un inteligente Gordon, los Rockets sumaron su triunfo nº 30.
Si la temporada pasada hablábamos sin parar de las maravillosas noches que nos regalaba día sí y día también Stephen Curry, éste parece ser el año de James Harden. Cierto es que Westbrook acumula triples-dobles a un ritmo inhumano y que nunca creímos que volveríamos a ver una línea estadística como la suya cuando pensábamos en 'Big O' (Oscar Robertson), pero tan increíble o más (en mi opinión, más) es lo que ha conseguido Mike D'Antoni con el cambio de posición de James Harden y lo que éste está demostrando al mando de una nave extraterrestre que viene del futuro, de un planeta dominado por la estadística avanzada.
Sí, si digo todo esto es porque La Barba lo ha vuelto a hacer. Ayer, en casa de unos Raptors que, pese a venir de caer en una dura prórroga el día anterior en Chicago, salieron acertadísimos (siempre por encima del 50% en los tiros y del 40% en los triples), el '13' volvió a rendir a un nivel sencillamente espectacular. Y vendrán los aficionados de boxscore a decir que las 10 pérdidas son inadmisibles y que entonces todo lo demás no vale nada y bla, bla, bla... Todo el que haya visto el partido estará de acuerdo conmigo en que lo que vimos ayer, en un campo difícil y ante un rival difícil que además estaba jugado bien (veían el aro como una piscina los Carroll, Patterson...), fue una actuación digna de MVP. Harden acabó el partido con 40 puntos, 10 rebotes y 10 pases de canasta, pero su influencia en el juego va mucho más allá de los espectaculares números. Todo pasa por él, nunca se esconde y siempre tiene un truco bajo la manga cuando la situación se complica que le permite mantener a los suyos a tiro (para estos Rockets no hay distancias insalvables).
Así, con un Montrezl Harrell inmenso en las inmediaciones de la canasta (28 puntos en 25 minutos, 12/13 en los tiros, activo, intenso...), un Eric Gordon inteligente (19 puntos, pasó de tirar a penetrar porque no le entraban y cambió todo) y un acertadísimo Trevor Ariza (17 puntos, varios triples clave), Harden condujo a los suyos hacia su triunfo número 30 de la temporada. Han leído bien: 30-9 están a día de hoy los Houston Rockets, récord de gran, gran equipo.
Van ocho triunfos consecutivos (la mejor racha de la Liga) y han ganado 19 de los últimos 21 (más que nadie desde que arrancó diciembre). Todo al ritmo loco pero controlado que marca sobre la cancha Harden y que ideó D'Antoni. Un equipo que rebosa confianza y que defiende mucho más de lo que parece cuando la situación lo requiere (y siguen sin Capela). Ayer, sin ir más lejos, vimos al propio Harden, siempre atacado (casi siempre con razón) por su poco interés en el otro lado de la cancha, sacar una falta en ataque y colocar un tapón en los minutos decisivos. Y, claro, lo celebró como la ocasión lo merecía.
Llevo tiempo con la mosca detrás de la oreja y creo que ya es hora de decirlo alto y claro: estos Rockets no son un equipo de mentira. No se deshacen cuando vienen mal dadas. Tienen un líder que ahora mismo juega como el mejor de la competición, un sistema de juego tan sencillo (de entender, que no de aplicar) como indefendible, un elenco de tiradores que asusta a cualquiera, defensores individuales de gran nivel en posiciones exteriores y la enorme confianza que les está dando un ritmo de victorias vertiginoso. Tiradores con confianza es una combinación letal. Se está cociendo algo especial en Houston.