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Guarello

Un punto

Un punto
RODRIGO BUENDIAAFP

Ecuador-Chile Sub 20 en vivo

Venía con un sabor remoto, tan antiguo como anacrónico. Desde el sorteo incluso, cuando las bolitas pusieron a Chile en el consabido “grupo de la muerte”. Como si la dama del azadón se empeñara en acosarnos empujando al fútbol chileno con los rivales más difíciles. Luego, claro, este asunto de que no se sabía si se televisaba o no. Ésa si que es vieja. Los que tienen menos de 30 no lo conocieron, esa incertidumbre de que si transmitían el partido, buscando señales en la programación, algún indicio de que a la hora señalada habría fútbol en la pantalla. En esta ocasión menos de una hora antes del pitazo inicial se dio el “vamos”.

En la cancha también el trámite resultó visto. El rival, claro, “palabras mayores” obligaba a respetarlo. “Brasil es siempre Brasil” solían repetir los viejos periodistas, los viejos entrenadores y los viejos jugadores. Una frase que, en resumidas cuentas, recordaba que no importara quien vistiera la camiseta amarilla, sea Pelé o un muñeco de paja, era inevitable que te complicara el juego y las posibilidades de quedarse con el triunfo estaban claramente con ellos.

Bajo esta señal, Robles armó un equipo prolijo. Con una línea de cuatro bien plantada, integrada por hombres con experiencia en Primera (Rebolledo, Sierralta, Ramírez y Gutiérrez), delante de ellos cuatro volantes, dos bien metedores (Suazo y Cuadra), dos externos con ida y vuelta (Jara y Dávila), arriba un delantero hábil, con pegada y que pudiera engancharse (Vargas) y otro que va a todas, guapo y sin miedo a rematar a puerta, Paredes. En el arco, el buen Gonzalo Collao, con estatura y condiciones.

Y se mantuvo bien el equipo media hora. Vargas manejando bien su pegada, Sierralta bien el los cruces, Cuadra batallador. Sin arriesgar mucho, pero sin defenderse tanto, Brasil estaba controlado y sólo Rebolledo sufría ante la habilidad de Richarlison y las proyecciones del lateral Rogerio. Equipo ordenado, peinadito para el lado.

Hasta que Jeisson se hizo echar por un planchazo feroz a Paquetá. Y desde ahí se activaron todos viejos métodos de nuestro fútbol. Quedó solo en punta Paredes, se pararon dos líneas de cuatro para aguantar y comenzamos a mirar el reloj. La resistencia, hay que reconocerlo, no perdió el tono. Alguna vez el palo salvó el arco chileno, en otra Collao intervino de manera contundente. Siempre hubo un botín rojo para llegar al cruce o trabar una pierna brasileña. Desde los 33 minutos del primer tiempo fue cuenta regresiva para Chile.

Por ahí hubo un cabezazo de Richard Paredes que probó las manos Caique, también Gutiérrez remató con atrevimiento, pero el balón se fue muy lejos. Qué largo pareció todo. Dieron cinco de descuento y más encima se puso a llover.

Sacaron el 0-0. A la antigua. Vale el punto.