El notable gesto del dueño de los Falcons para el Super Bowl
El propietario del representante de la NFC, Arthur Blank, ha decidido que la unidad es lo primero y todos los trabajadores del equipo irán a Houston.
Cuando se dice que la familia es lo primero no es ninguna exageración y esto es especialmente cierto en los Atlanta Falcons, brillantes representantes de la NFC en la fiesta que se va a celebrar en Houston en algo menos de dos semanas, gracias a la buena nueva que ha comunicado el entrañable dueño del club, Arthur Blank, porque es un detalle de los que hay que apreciar y hacerlo dentro de muchos años.
El sueño de no pocos seguidores al football es asistir a una Super Bowl, tanto por la fiesta que rodea al evento como al partido en sí… o puede que no, pero la recompensa es doblemente satisfactoria cuando vas a ir a disfrutarlo porque se ha clasificado el equipo en el que trabajas.
Según se ha podido conocer a través del Atlanta Journal-Constitution, el propietario ha llegado a la conclusión que no hay nada mejor que hacer piña y por eso se va a llevar a los 500 empleados que tienen los Falcons, uno detrás de otro, para la Super Bowl.
“El football es el deporte de equipo por excelencia y va más allá de la gente que ves sobre el campo”, dijo el presidente Rich McKay. “Hace falta mucha gente para que una franquicia de la NFL alcance el éxito y la plantilla trabaja muy, muy duro a lo largo del año. Arthur ama a sus empleados y uno de los valores básicos es ‘Incluye a todos’. Quiere que aquellos que han ayudado a que el equipo alcance la Super Bowl tengan la oportunidad de ver el partido en directo en Houston”.
No me negaréis que no se trata de un detalle maravilloso, aunque no es la primera vez que sucede ya que el año pasado tanto los propietarios de los Denver Broncos (Pat Bowlen) como el de Carolina Panthers (Jerry Richardson) hicieron exactamente lo mismo.
Se desconoce qué equipo tendrá la ventaja en las gradas, si es que se puede llegar a calcular, pero lo cierto es que la familia de los Falcons tendrá un apoyo extra en un momento mágico, que tampoco viene mal.