El objetivo
Fue ratificado Héctor Robles al mando de la selección Sub 20. Eso sí, que quede claro, “no se logró el objetivo de clasificar el mundial de la categoría en Corea del Sur”. Si fuera apenas eso, el no clasificar. Si lo de este equipo juvenil pasara por un penal no cobrado, un tiro en el palo o un error defensivo… Pero es mucho más, es un abismo sin fondo que, una vez más, con la excepción del 2013, viene afectando al fútbol chileno en los campeonatos Sub 20 desde el 2007.
Este equipo no sólo no clasificó, sino que hizo dos puntos en cuatro partidos, anotó apenas dos goles (uno de ellos claramente off side) y nunca estuvo en ventaja en el marcador.
Chile ya no compite. En lo único que hace collera es en la declaración de los entrenadores antes de que comience el torneo. Ahí sí, estamos para algo grande, para ganarle a cualquiera, para superar lo de José Sulantay en Canadá. Ahí, frente a los micrófonos antes de que ruede la pelota, este grupo de jugadores, al fin, podrá amagar a Sánchez, Vidal y Medel.
También somos candidatos a la hora de mencionar destinos de los pichones de cracks: Alemania, Italia, observadores de Inglaterra, espías de Holanda, entrenadores españoles. Tenemos los jugadores con peinados más vanguardias, los que tienen la mejor selección de reguetón y cumbia en sus celulares, los que usan los fonos más grandes, los que llegan con el familión más nutrido.
Después, claro, hay que jugar.
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Entonces vemos a un equipo chileno que no sabe atacar, pero que tampoco sabe defender. Que no tiene la pelota, que no hace pressing, que no se mueve en bloque, que no trabaja pelotas detenidas, que carece de cualquier mínima mecánica. Todo parece una absurda y grosera improvisación.
Como si se hubieran juntado media hora antes del partido y se repartieran las camisetas entre ellos ¿Cuál fue el aporte de Héctor Robles en la banca? Viendo jugar el fútbol anodino, blando y previsible de Chile, estos cabros no hubieran jugador peor si entre ellos planificaban el partido.
Todo muy malo. Muy pobre. Muy triste. Pero no es novedad. Los juveniles chilenos hace rato que vienen dando bote, pareció que Mario Salas los sacaba del páramo, pero fue una ilusión. Acá hay un problema de fondo. No es que hayamos retrocedido 10, 20 ó 30 años. Es peor que eso. Es como si nunca hubiéramos sido nada. Un desastre.