El jugador de los Falcons amenazado por la orden de Trump
La orden presidencial dictada contra inmigrantes de países musulmanes hizo al polivalente receptor protagonista del día de prensa del Super Bowl.
“Mi nombre es Mohamed. Soy musulmán… pero estoy aquí para hablar sobre football”. Con estas palabras, el receptor de los Falcons Mohamed Sanu cortaba de raíz cualquier tipo de polémica. Tras la controversia surgida por la reciente prohibición de entrada a Estados Unidos a ciudadanos procedentes de algunos países donde la mahometana es la religión principal, la pregunta era inevitable. Y por desgracia, no diría que impertinente, el periodista hacía su trabajo. Nos movemos en un mundo donde la apariencia desplaza a la cordura y hemos dejado que los miedos se impongan a la razón. Pero la sensata respuesta del jugador fue contundente. Centrémonos en lo importante, y no en si uno reza a Jesucristo, a Alá, o a los dioses fenicios.
Sobre lo que el prudente jugador no quiso hablar lo diremos aquí. Pocos en la NFL pueden llegar a comprender las consecuencias de esa medida como él. Su madre huyó de Sierra Leona en 1975 cuando estalló la guerra civil en el convulso país africano y se estableció en New Jersey, donde nació Mohamed. Cuando consiguió labrarse un futuro laboral, el “sueño americano” en la llamada “tierra de las oportunidades”, regresó a su país de origen con un pequeño Mohamed de 3 años, donde fundó una empresa de cosméticos. Años más tarde volverían a Estados Unidos, pero su madre se estableció definitivamente cerca Freetown donde, además de sus negocios, regenta un orfanato para niños desplazados por las guerras del continente africano. Una forma de dar oportunidades a quienes no la tienen, devolviendo así lo que en su día hicieron con ella administraciones más hospitalarias con los necesitados.
Este mensaje de solidaridad caló en el joven Mohamed, quien siempre se ha distinguido por ser un trabajador infatigable sobre el campo, y un excelente compañero de equipo. Sus comienzos deportivos fueron en el fútbol. Sí, en “nuestro” fútbol. No es de extrañar, ya que su padre, Samuel Sanu, fue internacional por Sierra Leona. Sin embargo, su fogosidad hacía que raro fuera el partido que no terminara con tarjeta roja, y decidió pasarse a otro deporte donde esta impetuosidad no fuese tan penalizada.
Sanu empezó su carrera en el football como safety, wide receiver y quarterback
Empezó en el instituto como safety, pero sus cualidades atléticas le llevaron a ser también wide-receiver y quarterback. Como anécdota, señalar que en una competición donde el lanzador de jabalina estaba lesionado, tomó su lugar y en el primer día en esta disciplina batió el record del instituto. Por supuesto, su habilidad con los pies le permitió también jugar de punter y chutar los kickoffs. Durante su estancia con los Bengals, era el pateador de emergencia, e imagino que igual papel tendrá ahora en los Falcons. Pero nunca ha abandonado la afición al futbol, siendo espectador habitual de los partidos del Atlanta United FC, club propiedad también de Arthur Blank, y el “FIFA”, su videojuego favorito.
Ya en la universidad, en Rutgers, enseguida comprendieron que donde más partido podía sacar de sus cualidades era como WR, pero sin renunciar a utilizarle en jugadas de wildcat.
Los Bengals le eligieron en tercera ronda del draft 2012
Esta versatilidad le catapultó a ser seleccionado en 3ª ronda del draft de 2012 por Bengals. En sus 4 años en Cincinnati, aparte de sus buenos números como receptor, e incluso corriendo, tiene mejores estadísticas como QB, ya que completó los 5 pases que intentó, 2 de ellos para TD.
En primavera de 2016, como agente libre, Atlanta le ofreció un contrato de 32,5 millones por 5 años. Imposible de igualar para Cincinnati, donde sólo era la 5ª opción de pase para Dalton tras Green, Jones, Eifert y Bernard. En su momento se criticó mucho en Atlanta el dispendio invertido en él. Quizás ahora sean los Bengals los que piensen que hicieron mal negocio.
Las acciones de Sanu en el campo tiene su repercusión en el mercado de valores
Con su presencia en la Super Bowl, las acciones de Sanu subirán como la espuma. Y no es una metáfora retórica, sino un hecho literal. En 2014, la empresa Fintas emitió acciones de bolsa sobre su rendimiento futuro, a 10$ cada una. En 2015, los accionistas recibieron 20 céntimos de beneficio por acción. El año pasado, el valor de cada acción ascendió a 11$.
Sin embargo, para los Falcons, los dividendos que rinde Sanu sobre el campo son bastante superiores. Puede que sus 653 yardas y 4 TD de recepción en temporada regular no llamen la atención, pero recordemos la variedad de receptores del ataque Falcón. Más destacable es el dato que dice que Sanu ha atrapado el 73 % de los pases hacia él, y que sólo se le haya acreditado un drop de los 81 lanzamientos en su dirección. Favorecido por la atracción que despierta Julio Jones en las secundarias rivales, Sanu sabe aprovechar a la perfección las situaciones de uno contra uno, y ofrece un objetivo muy fiable a Ryan. Pero probablemente más importante que esto sea un hecho que normalmente pasa desapercibido para el espectador pero es muy apreciado por jugadores y compañeros: su capacidad como bloqueador. Ya sea alineado cerca de la línea para encarar LBs y ayudar a los corredores, o abierto para bloquear safeties y facilitar ganar yardas a los receptores, su oscura labor es de vital importancia en el ataque de Kyle Shanahan.
Padre orgulloso, lleva en el nombre de su camiseta el “senior” como homenaje a su hijo “junior” de apenas año y medio. Esposo romántico, no diremos que se casó de penalti, (su hijo ya había nacido) pero casi, ya que propuso matrimonio, rodilla en tierra como mandan los cánones, a su pareja Lauren Mackencie, gran aficionada también al futbol, en Wembley durante la tanda de penaltis de la final de la Capital One entre Liverpool y Manchester City.
Aún no sé cómo, pero estoy convencido que Belichick encontrará la manera de anular a Julio Jones. En este escenario, Sanu se convertirá en pieza decisiva para Atlanta. Su fiabilidad, y sobre todo su versatilidad para aparecer como improvisado corredor y en jugadas de fantasía como pasador, un engaño que todavía no han empleado y no me extrañaría verlo aparecer por sorpresa, sin duda serán protagonistas en la Super Bowl. Cómo lo utilizará Shanahan en su gameplan es el secreto mejor guardado… bueno, quizá no tanto, después de haberlo perdido.