La exótica aventura de los 5 chilenos que juegan en Tahití
Sin grandes oportunidades en el fútbol chileno, decidieron viajar casi 8 mil kilómetros para llegar al mejor equipo de la isla. Ahora sueñan con jugar el Mundial de Clubes.Universidad Católica-Colo Colo en vivo
Son alrededor de las cuatro de la mañana en Chile y Central Sport, a 7.927 kilómetros de distancia, comienza un partido más en la liga de Tahití. Entre titulares y suplentes hay cinco jugadores chilenos: Sergio Sandoval, César Castillo, Diego Cifuentes, Miguel Estay y Efraín Araneda. Todos con la misma idea… ganar y seguir con una buena preparación antes de debutar en la Champions League de Oceanía.
El duelo no tuvo mayor complicación. 3-0 ante el Taiarapu con goles de Castillo y Estay. “Aquí quiero demostrar que uno está preparado para jugar en el extranjero”, dice este último que se inició en Deportes La Serena cuando tenía 14 años y jugó varias temporadas en Ovalle. “El nivel físico es muy diferente a nuestro país porque todos son más grandes que un chileno promedio”, explica.
Y es que no solo hay diferencia de altura. También hay en calidad de vida. “Tenemos paisajes maravillosos, todo con áreas verdes, palmeras, playas y sin basura en el suelo. Aquí todo es lindo y eso te motiva a seguir entrenando”, cuenta Cifuentes que –antes de partir a la mayor isla de la Polinesia Francesa- jugó por Lautaro de Buin, en la Tercera A.
“Es un lugar maravilloso, lleno de vegetación, con gente muy amable y playas espectaculares. Es todo tranquilo y bueno para vivir”, agrega Sandoval, campeón con la Sub 17 de la U hace un par de años. La isla, que tiene siete horas de diferencia con Chile, no supera los 200 mil habitantes. Y ellos están situados en Papeete, donde la temperatura promedio es de 30 grados.
Ir a la playa en los tiempos libres es la solución. “Entrenamos a las 8 de la mañana alrededor de una hora y media, y después volvemos a las 17:30 con el plantel. La casa es súper grande, nos sentimos muy cómodos y tenemos horas para salir a recorrer”, señalan. La primera práctica del día es liderada por Araneda, oriundo de Peñalolen que recomendó al presidente del club que contratara a los otros 4 futbolistas. Él ya lleva 15 años años en Tahití.
El equipo de los chilenos logró el segundo lugar del campeonato local el año pasado y este 2017 el objetivo es –al menos- mantener ese puesto que les dio un cupo para disputar la Champions League de Oceanía, la competición que los tiene más ilusionados. “Ese torneo fue lo que más motivo a venir acá”, dice Cifuentes. Son 16 participantes en cuatro grupos, de los cuales clasifica solo uno.
Su primer partido será ante Madang de Papúa Nueva Guinea el 25 de febrero en Nueva Caledonia. Luego enfrentarán al campeón local, Magenta, y cerrarán el grupo A con Lupe ole Soaga de Samoa. El campeón participará en el próximo Mundial de Clubes. “Sería un sueño”, señalan.
Castillo y su nexo con la UC
Una de las principales figuras del equipo es César Castillo, uno de los chilenos. Él se formó en la Academia Municipal de Ovalle, desde donde partió a Universidad Católica cuando era muy joven. Su compañero en la aventura a Santiago fue Enzo Roco. Este último llegó a la selección chilena en un par de años, pero Castillo se quedó en el camino. “No pude continuar por malas decisiones, pero el tiempo que estuve lo hice de muy buena manera”, cuenta.
“Mi objetivo ahora es consolidarme acá y ganar cosas con el club”, cierra horas después de anotar uno de los goles de la victoria. Se debe ir a preparar para comenzar un nuevo día de práctica, mientras ya piensa en el viaje a Nueva Caledonia que lo podría llevar a la competencia que –desde chico- siempre soñó con jugar.