Hasta luego Cacique
Colo Colo enteró 20 años sin superar una llave directa y 10 sin alcanzar los octavos de final de la Copa Libertadores. Una década de fracasos que en su gran mayoría tuvieron el mismo desenlace: empate o derrota en el estadio Monumental cuando el resultado demandaba los tres puntos. Lo de este miércoles en Macul no hace más que engrosar la lista negra.
La maldición del Cacique alcanza tintes dramáticos y duele profundamente en el sentir de hincha popular que envejece aferrándose a su amplia ventaja de títulos en los campeonatos nacionales y la mítica conquista de la Copa Libertadores de 1991. Es que Colo Colo dejó de ser un grande de Sudamérica hace varios años luego de la magnífica campaña internacional del equipo de Gustavo Benítez y el relumbrón de la Copa Sudamericana de 2006 con Borghi a la cabeza. Guste o no, deportivamente, el cuadro albo ya no intimida. Y su localía, menos. Los números son lapidarios.
Por favor, cuando un jugador extranjero llegue a Colo Colo que alguien le explique la historia reciente. Ahorrémonos el verso de que se está poniendo la camiseta de un grande del continente. No es así. Colo Colo la lleva en Chile. Y pare de contar. Atrás quedaron las actuaciones relevantes en la arena internacional.
Que Pablo Guede haya admitido que quizá leyó mal el partido es lo que corresponde. El técnico no puede eludir su responsabilidad y debe estar a la altura del cargo. Hizo lo que tenía que hacer. El problema es lo que representa esta nueva eliminación de Colo Colo, el lastre que seguirá acarreando, el contraste de un equipo que en Chile es candidato permanente y se ufana de los clásicos ganados pero que internacionalmente no es capaz de sortear una eliminatoria directa hace 20 años. Afortunadamente, esta década el futbol chileno tuvo a la U de Pelusso y Sampaoli.
Si hace una semana se hubiera hecho un sondeo entre los hinchas y ante la consulta de si preferían un nuevo título nacional o una actuación relevante en la Copa Libertadores les garantizo que la inmensa mayoría habría optado por la segunda opción. Hace un año en la radio ADN hicimos este ejercicio y el resultado fue abrumador. Es demasiado tiempo cargando una frustración tras otra.
Más allá de la cancha donde se podría cuestionar que Guede no cerró el partido faltando 15 minutos para el final o erró en los cambios, lo lamentable es que no se le tome el peso a la carga histórica que trae aparejada la participación de Colo Colo en la Libertadores. No puede ser que Guede desconozca que su club viene fallando sistemáticamente en las instancias decisivas. Es como decir, no es asunto mío, a mí júzguenme solo por este período. Ok, en términos reales es así y lo propio corre para los jugadores que no estuvieron en las eliminaciones anteriores, pero lo que el hincha precisa, lo que realmente está esperando es una señal más clara, un mensaje concluyente. Un poquito de empatía con quienes vienen de costalazo en costalazo. En una de esas, si técnico albo hubiera dimensionado el contexto, la deuda de arrastre, en el cuarto de hora final hubiera poblado más la zona de los volantes y puesto el bus delante el arco de Villar.
El miércoles por la noche las redes sociales estaban en llamas y hoy, con el diario de la mañana, todo se incendia aún más. Por qué Guede no sacó a Rivero o hizo entrar antes a Morales. Por qué si Canchita Gonzáles fue uno de los mejores en Brasil acá fue suplente. Por qué diablos Pajarito Valdés dejó de ser el mejor jugador del campeonato local y ya no gravita como antes. Cómo se explica que en el gol del empate Botafogo atacara con cuatro y la defensa alba quedara mano a mano. Todo tiene asidero y cae en el terreno del debate. El tema es que Colo Colo debe apuntar a lo estructural y asumir su próxima participación internacional como un megaobjetivo.
En esta pasada, ¿Colo Colo se reforzó adecuadamente? ¿Contrató lo que quiso o lo que pudo? Yendo más lejos, ¿asume el fútbol chileno que estando a la par del calendario europeo se limita el reforzamiento de los planteles para la copa? Basta constatar los hechos: Mark González no jugó, Pedro Morales entró 20 minutos y Fernando Meza actuó prácticamente sin rodaje. Ninguno fue determinante en la serie ante los cariocas.
"Lo de Colo Colo no fue un papelón. Hicimos un partido serio y nos faltó poder ofensivo", dijo Guede. Es cierto, la eliminatoria estuvo al alcance de la mano y así como Villar tuvo dos tapadones, el derechazo de Ramón Fernández en el travesaño pudo ser el 2 a 0. Lo malo es que en Macul se están acostumbrando a contar los palos, igual como con Independiente del Valle, y la clasificación siempre queda en poder del otro. Para colmo, el rival lo festina en las redes sociales. Todo mal. Guede, Meneses, Mosa y Blanco y Negro tendrán que meterle cabeza al asunto e invertir porque no sabemos cuántas otras eliminaciones de este tipo soporte la historia del club.