Hernández
Le retour
Después de dos años de descanso en Rosario, un fallido fichaje en la Lazio y viajes ocasionales por Sudamérica, Marcelo Bielsa volverá al fútbol francés para hacerse cargo del Lille OSC a contar del uno de julio. Que hace algunos días hubiera presenciado un partido de las inferiores de su nuevo club contra el PSG no fue casualidad. El ex técnico de la Roja estaba en pleno proceso de negociación y, como es su costumbre, pidiendo garantías para hacer un trabajo serio y de largo plazo. Llega por dos temporadas.
El cuadro del norte de Francia, donde brilló Ignacio Prieto a comienzos de los 70 y también jugaron Alberto Fouillioux y Héctor Tapia, será el octavo club en la carrera de Bielsa que se mantiene fiel a su política de no regresar a un club o selección que ya dirigió. Lo sabemos de cerca. Recién asumido Arturo Salah lo sondeó como reemplazante de Jorge Sampaoli.
El Loco no volvió a Chile y quienes lo conocen de cerca aseguran que no lo habría hecho ni aunque Harold Mayne Nicholls hubiese sido nuevamente presidente de la ANFP. Bielsa mantiene intacto su cariño por el país, habla regularmente por teléfono con sus amigos y es capaz de tomar un avión para pasar una noche en el campamento La Chimba de Antofagasta, pero la Roja es parte del pasado. Ciclo cumplido.
A Francia retorna porque le gusta el país. La calidad de vida, su cultura y una liga quizá menos mercantilizada que otras en Europa. El Lille lo sedujo con una propuesta de dos años, una interesante labor en sus divisiones inferiores y un presupuesto acorde a las necesidades de un club que convive con los últimos lugares. Prenda de confianza fue el arribo, poco antes, de Franck Passi, su ayudante de campo en el Olympique de Marsella en la temporada 2014-2015.
Si Bielsa, en sus formas, fuese un entrenador promedio podría dirigir en cualquier sitio. Su alta valoración frecuentemente lo pone en órbita de los mejores clubes cada vez que se abre una vacante. Pero el Loco no va donde lo adulan, hay más plata o mejores jugadores. Se embarca en proyectos que él elige, en los que puede desarrollar su ideario y, nominalmente, estar más tranquilo. La ideología bielsista no es compatible con cualquier equipo.
El Lille deportivamente está en problemas. Cumplidos dos tercios del campeonato marcha decimocuarto a solo cuatro puntos del Play off para no descender. Pero su presidente, el hispano luxemburgués Gerard López no pudo tomar un mejor camino: hacer una transición con un hombre de confianza de Bielsa y, a mediados de año, pasarle la batuta al rosarino para intentar recobrar la competitividad que lució a comienzos de la década actual cuando incluso fue campeón de la Liga 1.
Contratar a Bielsa es y será una garantía. Por dedicación y conocimiento son pocos los de su categoría. En el fútbol la pelota puede pegar en el palo y los objetivos desvanecerse, pero el piso de trabajo que se proyecta con el rosarino debiera traducirse en una mejor campaña para el Lille. El regreso del Loco entusiasma en el mundo del fútbol y no puede pasar inadvertido por estos lados pues su aporte sentó las bases de un cambio histórico en el balompié chileno. Ahora el Lille debe cumplirle en todo para que a su arribo la casa esté ordenada y no ocurra lo de su llegada al ex equipo de Marcelo Salas (Lazio). Empezó la cuenta regresiva. Quedamos atentos.