El desapego por el resultado
Por muchos años se ha establecido erróneamente que para tener éxito en diferentes ámbitos de la vida se debe tener un “desapego por el resultado”. Seguramente esto fue acertado porque no se habían desarrollado suficientemente las herramientas para manejar, controlar y desarrollar las habilidades necesarias para enfrentarse con éxito a los desafíos. Pero hoy esta idea ha quedado obsoleta frente al gran desarrollo de la inteligencia emocional, del surgimiento de técnicas psicológicas. Por ejemplo ya no se establece que “el líder nace”, paradigma antiguo para justificar la no acción en el desarrollo de habilidades para guiar adecuadamente un grupo.
Con el enfrentamiento hacia el logro de un resultado ha pasado exactamente lo mismo. Parece conveniente seguir insistiendo, en el alto rendimiento, que es mejor no pensar en el resultado para jugar o rendir de manera óptima.
Y tal vez desde esta idea se pueda explicar qué sucede con los resultados de los equipos chilenos en competencias internacional. Aparentemente existe lo que se denomina un “desapego al resultado”, que puede venir generado, fortalecido e impulsado desde los mismos cuerpos técnicos, quienes para desdramatizar un eventual fracaso o “controlar la ansiedad” de sus jugadores, jibarizan el resultado.
Hoy resultaría mucho más eficaz, desde el punto de vista cognitivo, enseñar y desarrollar las habilidades para controlar esa ansiedad por el resultado, algo que por lo demás es absolutamente inherente en la alta competencia, y no dejar de potenciar la importancia que tiene ganar si o si. Es decir, resultaría mejor dar el remedio para controlar la ansiedad que intentar controlarla bajándole el perfil a la importancia en la obtención de un resultado positivo en un partido. Más aún cuando el historial de fracasos anteriores puede actuar como chivo expiatorio para no iniciar un cambio.
En este sentido resulta cómodo seguir haciendo “lo mismo que han venido haciendo otros”, o “negar el esfuerzo para realizar algo que otros intentaron y no pudieron”, estableciendo una especia de “indefensión aprendida”, ya que, se fortalece la idea de que como “otros equipos no ha podido hacer algo importante a nivel internacional, nosotros tampoco podremos”.
Esto evidencia simplemente que en la mayoría de los casos se sigue obviando el tema psicolgógico y emocional en la potenciación del rendimiento deportivo, más aún ahora que equipos de Bolivia y Venezuela han equiparado en lo futbolístico a los clubes chilenos, quedando justamente este tema mental como el plus a potenciar para seguir marcando diferencias en la cancha.
Quienes defienden el desapego por el resultado plantean que es lo mejor, porque evita que el jugador se vea afectado, por ejemplo, cuando algo no se da como estaba planeado. Pero la clave está en hacer lo contrario. Dentro de la estructura bielsista y sampaolista esto no cabe, porque sus métodos están lejos de provocar un desapego al resultado en el jugador, sino que más bien, lo que buscan es el control de todas las variables para que el jugador no se vea afectado frente a las situaciones que emergen en un partido y logre así una importante adherencia en la búsqueda del triunfo, un constante apego hacia el resultado.