Y en el séptimo día de Liga antes del fin del Calderón, el partido comenzó mucho antes de que el balón corriera por el césped. Fue a las 15:30, cuando la silueta de Fernando Torres asomó por el el césped. De vaqueros, abrigo gris, jersey negro. El Niño perfecto. El Niño de vuelta. Después del susto. El aplauso del estadio fue de los que hacen cimbrear unos cimientos. Pisaba el campo aquel que hace 50 lo había inaugurado, el Valencia, en su última vez. Cuando el balón comenzó a correr, el viento a favor ya empujaba al Atlético.
El partido sólo tenía una dirección y rozó el tercero después de que Koke, qué partido, agarrara otro balón y buscara el desmarque de Griezmann que, solo ante Alves, y con todo para pensar, envió el balón fuera. El Valencia seguía paralizado, gris, inoperante. Como con los balones por el suelo no pasaba del centro, lo intentaría Munir sorprender a Oblak con un balón desde el centro del campo. Como aquello no funcionó, Voro tiró de banquillo. Mina y Bakkali pisarían el césped del Calderón por última vez en su vida buscando la remontada. Simeone respondió con Gaitán mientras Gameiro desperciaba un regalo de Bakkali como antes lo había hecho con una contra en la que se dejó atrapar por Mangala cuando estaba ya solo ante Alves.