El Barça sigue en la carrera con la Liga, pero en en el Camp Nou van a tener que reforzar los servicios de cardiología y empezar a cargar los botiquines con tranquilizantes, porque este equipo ya ha decidido que se va a jugar lo que queda de temporada al todo o nada. El Barça poco le importa que el rival juegue con diez o con once, que tenga que remontar cuatro goles o conservar una ventaja de uno . Aquí se juega a tumba abierta. Con defensa de tres y a la caza del gol . Y si la puntería está fina, se golea como se goleó al Celta o al París Saint-Germain. Pero si el punto de mira anda desviado, se sufre hasta el último minuto.
Se impuso el Barcelona por 4-2 en un encuentro bipolar que fue todo un homenaje al carácter imprevisible de ambos equipos . Por un lado, un Barça que repitió el once de la remontada de Champions, una alineación que asegura una pesadilla para la defensa rival al tiempo que le puede costar a Ter Stegen un síncope. Por el otro lado, el Valencia, un conjunto que vaga en tierra de nadie y que se toma lo que le queda de temporada según el tamaño del reto que asuman sus jugadores. Absolutamente impredecible, el equipo de Voro es capaz de ganar al Madrid, de poner el corazón en un puño a los espectadores del Camp Nou o de no dar un palo al agua ante el Sporting ante su público .
Ante estas premisas, ambos equipos protagonizaron un partido tan loco como divertido. Sin control alguno, sin dueño y que se vivió en el filo. Con la salvedad que unos se jugaban la Liga y los otros la honra. El estilo blaugrana llegó a poner realmente de los nervios a un sector muy amplio del Camp Nou.
El Barcelona tuvo las primeras ocasiones para adelantarse, pero a este equipo le pasan cosas que en otro contexto serían dignas de un estudio paranormal . No parece de recibo que Neymar siga teniendo cada tres partidos problemas con sus botas y que tenga que ir a cambiárselas a la banda. En el minuto 16 mientras se las cambiaba, Messi organizó un contragolpe que, a falta del brasileño, llevó Suárez y se estrelló ante Diego Alves. Otra de las particularidaes de este equipo es que a cada paradón de Ter Stegen que acaba en córner, el rival anota en la jugada siguiente. Así se adelantó el Valencia gracias a Mangala quien, en otro misterio, era vigilado por Rakitic.
En menos de 10 minutos, el Barcelona conjuró el gol valencianista gracias a la picaresca de Neymar, que sacó de banda rápido, la habilidad de Suárez y el atolondramiento de un Garay que lo pasó fatal ante el delantero uruguayo a lo largo de toda la noche.
Suárez, desatado los 90 minutos, forzó el penalti que valió para expulsar a Mangala y para que Messi le volviera a ganar un duelo a Diego Alves al filo del tiempo reglamentario. Parecía que el partido entraba en la zona de confort para el Barça, pero este equipo ha decidido vivir peligrosamente. Aún dio tiempo antes del fin de la primera parte para que Munir empatara.
En la segunda parte, el Barça, lejos de resguardarse puso el partido patas arriba. El 3-2 de Messi no lo calmó y el Valencia se apagó por la factura de ser uno menos, no porque el Barça durmiera el juego. La prueba es que el 4-2, llegó al final en una jugada de contragolpe.