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Cinco jugadores clave a seguir en la AL Centro de la MLB para 2017

Con la temporada a la vuelta de la esquina, seguimos repasando a aquellos que pueden marcar diferencias en la División Central de la Nacional.

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Cinco jugadores clave a seguir en la AL Centro de la MLB para 2017

Con todo a punto de empezar echamos un ojo a aquellos jugadores que pueden marcar diferencias en la División Central de la Nacional.

1. Jake Arrieta (Chicago Cubs)

Hubo un tiempo lejano, cuando el mundo aún era joven, en el que los dioses caminaban por la tierra. Pues no fue hace tanto.

En 2015 un dios algo despistado se puso un pijama, una gorra, un guante y se convirtió en el pitcher de los Chicago Cubs. Pocas veces en la historia se habrá visto lo que vimos en 2015. Kershaw, Greinke y el propio Arrieta compitiendo por el Cy Young a un nivel de otro planeta. Finalmente fue el diestro de los Cubs el que se llevo el gato al agua.

En 2016 el dios debió de volver al Olimpo, a Asgard o quizás eligió a Kyle Hendricks como nueva reencarnación. La cuestión es que Arrieta volvió a ser humano. Su rendimiento volvió a ser bueno, pero estuvo lejos del nivel del 2015. Tuvo menos control, le costó más lanzar strikeouts y le pegaron más homers.

El 2017 se presenta como una temporada crucial para su futuro, pero no sabemos si será siquiera el ace de la rotación. El 2016 que firmaron Lester y Hendricks lo coloca como teórico tercer abridor de los Cubs. Por no hablar de que cuando termine la temporada tendrá 32 años y será agente libre. Si quiere asegurarse una buena jubilación más le vale encontrar a esa extraña deidad que le acompañó durante el 2015.

2. Andrew McCutchen (Pittsburgh Pirates)

Tercero, primero, tercero y quinto. Estas son las posiciones que ocupó McCutchen en las votaciones a MVP de la Liga Nacional en 2012, 2013, 2014 y 2015, respectivamente. Por supuesto en cada uno de esos años jugó el All-Star y además en los cuatro últimos años se hizo con el Silver Slugger.

Entonces llegó el 2016 y el jardinero de los Pirates se chocó contra un muro. Su defensa, que ya arrastraba ciertas dudas, fue mala; pero lo grave fue su rendimiento con el bate. Su swing estuvo errático durante todo el año, tanto que hizo ciertas modificaciones para encarar mejor los lanzamientos. No hubo demasiada diferencia. McCutchen tuvo en 2016 la peor línea de bateo de toda su carrera e incurrió en un número anormalmente alto de strikeouts.

Podríamos echar toda la culpa de su mal rendimiento al BABIP, esa estadística que mide la suerte y en la que McCutchen tuvo en 2016 un .297 que dista mucho del .331 que ha promediado durante su carrera. Es evidente que esto no ayudó a mejorar sus prestaciones, pero lo cierto es que el Padre Tiempo no perdona. Con treinta años, McCutchen ya no es ningún chaval.

En 2017 dejará la exigente defensa del jardín central a su compañero Starling Marte y él se irá al exterior derecho. El menor trabajo defensivo, el entrenamiento de pretemporada y a la normalización que debería haber en su BABIP invitan a creer que McCutchen volverá a ser un jugador importante. Quizás no un aspirante a MVP, pero si una pieza fundamental de unos Pirates que pueden dar mucha guerra a los Cubs.

3. Yadier Molina (St. Louis Cardinals)

Doce temporadas como catcher titular de los Cardinals. 2017 será la décimotercera. Aclarado esto, no sé que más se puede decir. Cuando alguien consigue aguantar tanto tiempo en una posición tan difícil como la de catcher y en una franquicia tan importante como los Cardinals no hay mucho que explicar. Se es muy bueno y punto.

El brazo de Molina ha perdido algo de velocidad en los últimos años. Ya no caza a los corredores con la misma facilidad que antes, pero sigue siendo un auténtico mago con el framing. Además en 2016 consiguió volver a ser productivo con el bate. Después de un 2014 y un 2015 en los que no estuvo fino firmó una línea de bateo muy sólida en la última temporada: .307/.360/.427.

La aportación de ‘Yadi’ va más allá de lo que hace en el diamante. No es solo uno de los mejores catchers defensivos de la historia, sino una personalidad arrolladora que se ha convertido en el líder de uno de los equipos más particulares de la MLB. La antorcha del ‘Cardinal Way’ está en sus manos y debe lograr que los de St. Louis vuelvan a ser competitivos un año más.

4. Billy Hamilton (Cincinnati Reds)

En tres temporadas completas en las Mayores Hamilton ha demostrado tres cosas: 1) ser un centerfield defensivo de primer nivel, 2) ser el mejor ladrón de bases de la Liga y 3) ser un bateador horrible.

Desde 2014 ha robado la friolera de 171 bases, pero lo alucinante es que lo ha hecho con un porcentaje de embasado de 0.295. Un jugador que recientemente viene robando bases con la misma facilidad que Hamilton es Dee Gordon, la diferencia es que Gordon tiene un OBP de .334 en los últimos tres años. Por no hablar de Ricky Henderson, líder histórico en bases robadas, y cuyo OBP fue de .401.

A pesar de estos problemas la segunda mitad del 2016 dejó motivos para el optimismo. En las escasas 197 visitas al cajón que Hamilton tuvo tras el All Star consiguió robar 36 bases. Una cifra absolutamente estratosférica y que coincide con la mejor racha bateadora del jardinero en las Mayores. Tuvo un promedio de .293 y su mayor paciencia con el bate le permitió embasarse con un .369. Si Hamilton sigue por este camino podríamos estar hablando de un jugador que llegue a los 100 robos en una sola temporada.

5. Eric Thames (Milwakee Brewers)

En 2013 Eric Thames tenía 26 años. Había disputado un par de temporadas escasas en las Mayores y había demostrado ser un jugador medio. En 684 visitas al cajón repartidas entre Blue Jays y Mariners había promediado .250 bateando con un 96 en wRC+ y -0.1 en WAR. Lo dicho, un jugador medio tirando a mediocre.

Cansado de las idas y venidas entre distintos equipos de las Menores decidió probar suerte en la KBO, la liga Coreana. Thames cogió un avión en Estados Unidos pero cuando el vuelo aterrizó en Asia el que bajo del avión fue Barry Bonds. En cada una de las tres temporadas que disputó con los NC Dinos bateó por encima del .300 con un OPS siempre superior a 1.000 y logrando 37, 47 y 40 home runs.

Estos números fueron su billete de vuelta al Gran Show. Los Brewers, un equipo lastrado por ser un mercado pequeño y estar a menos de dos horas de Chicago, apostó por él. Le ofreció un contrato de tres años y unos 15 millones de dólares y lo movió de los jardines a la primera base. Nada de desgaste en defensa, lo quieren para batear. Parece difícil, imposible más bien, que Thames rinda como lo hizo en Corea, pero con la historia de Rich Hill aún muy reciente por qué no creer que éste puede ser el particular cuento de hadas de Thames.